La británica Krystina Butel tenía quince años cuando, paseando durante sus vacaciones por el puerto de Ibiza, un dibujante le propuso hacerle una caricatura. "No sabía qué estaba pintando, pero mientras posaba veía que la gente se detenía a mirar el dibujo, ponía sonrisitas o se detenía a hacer fotos", explicó a la edición digital del periódico británico Daily Mail. "Cuando terminó, vi que me había dibujado en topless. La caricatura me conquistó de inmediato. Sentí celos de ella, era tal y como yo quería ser", relató.

"Me encantó su enorme pecho y su cintura estrecha, como también sus ojos, su pelo y sus labios". La británica regresó al hotel impactada aquella noche. "En ese momento no sabía qué hacer, no tenía dinero suficiente para costearme las operaciones. Cuando volví a Inglaterra me propuse trabajar duro para conseguirlo, y comencé a darme sesiones de rayos UVA y a maquillarme más", cuenta Butel a la publicación británica, firmada por Bianca London.

Ahora tiene 30 años, es peluquera y se ha gastado 130.000 dólares en cirugía estética para parecerse al dibujo que le cambió la vida. Los blanqueamientos dentales, las pestañas postizas así como las extensiones de pelo o el maquillaje permanete también le han ayudado a emularla: "La caricatura me permite seguir soñando. Es exactamente como quiero ser. Sé que me parezco a ella más que cuando tenía quince años, pero debo someterme a más operaciones para ser igual".

Su familia y amigos apoyaron su decisión y aceptaron su pasión por la cirugía estética: "Nunca trataron de disuadirme, saben que tengo una personalidad fuerte y que iba a ser distinta". Sus parejas tampoco se han opuesto a que haga realidad su sueño: "Ninguno de mis novios ha conseguido disuadirme, soy cabezota. A David, mi pareja actual con la que llevo ocho meses, se le iluminan los ojos cuando le enseño lo que voy a hacerme. Adora mi look", asegura.

La británica se somete a intervenciones para retocar sus labios cada seis meses y admite que tiene problemas de espalda debido al peso de su pecho, que ya ha aumentado con cinco operaciones. "Es un inconveniente cuando camino rápido o hago algunas actividades, pero la cirugía tiene muchas ventajas, así que no me importa", aclara.

Krystina Butel ya tiene pensadas futuras intervenciones, y se plantea practicárselas en otro país, como Brasil o América. "La cirugía es realmente adictiva", explica. "Lo que siento antes de operarme es muy especial, como si fuera Navidad. Sé que cuando despierte veré algo nuevo en mi cuerpo y estaré más cerca de cumplir mi sueño. Me encantaría que la cirugía tuviese más posibilidades, que pudiese pedir cualquier cosa, como cuando vas a un restaurante".

La británica recuerda que cuando aquel dibujante la retrató aún era adolescente y estaba confusa. "La caricatura me indicó el rumbo que debía seguir. Todo el mundo necesita un referente para seguir su camino, y ese fue el mío".

Butel siente la misma ilusión que entonces, aunque admite que su aspecto puede suscitar críticas: "Solo quiero vivir mi vida. La chica de la caricatura es tal y como quiero ser, segura de sí misma y feliz. No me preocupa lo que piensen los demás, no siento la necesidad de ser como el resto ni de recibir su aprobación", concluyó.