En diciembre de 2012, Antonio Gala escribía en su página oficial: «Estoy moribundo pero eso me anima a vivir más y con más intensidad», ya que anunciaba en julio de 2011 que padecía «un cáncer de difícil extirpación», pero hasta el día de hoy el señor Gala trabaja a diario y es un ejemplo de fortaleza y entrega.

José Antonio Torregar (Ceutí, 1978), licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Valencia, fue becado en el curso 2003/2004 por la Fundación Antonio Gala para Jóvenes Creadores, institución que, sin ánimo de lucro, había comenzado en 2002 su actividad. Torregar regresó a Córdoba el año pasado para exponer en una sala de la Fundación un proyecto instalativo. Gala, que ya conocía al artista, aceptó de buen agrado que éste le hiciese un retrato al óleo.

Para ello Torregar fue tomando diferentes apuntes del rostro del popular escritor, además de llevar a cabo una serie de fotografías para contar con mayor documentación en el momento de ejecutar el retrato del autor del poemario Enemigo íntimo y de la novela La regla de tres, junto a casi un centenar de obras escritas en diferentes géneros.

El pintor murciano se desplazó a Córboba para entregarle personalmente dicho retrato al escritor, quien felicitó al artista por su excelente trabajo, haciendo hincapié en la conseguida expresión del rostro y, sobre todo, en la parte del cuadro donde figuraban los ojos. De estilo realista, el cuadro mide 1,50 centímetros de alto y 1,05 de ancho. El encuentro se llevó a cabo en el antiguo convento del Corpus Christi, sede de la actual Fundación Antonio Gala, cuyo lema es un verso del libro del Cantar de los cantares: «Pone me ut signaculum super cor tuum» (Ponme como un sello en tu corazón).

Antonio Gala no se escondió y gritó a los cuatro vientos que padecía un cáncer. Ha confesado que «la enfermedad nunca es una forma de tristeza, ni una metáfora, ni una melancolía: es un camino incómodo, que lleva o no a la muerte con o sin rapidez». Galardonado con infinidad de premios, utiliza bastón desde 1973, debido a otra grave enfermedad que padeció.

El autor ha explicado en más de una ocasión que «no colecciona bastones, sino amigos».