Komal significa suave, dulce. Así es la princesa india protagonista de Komal y la cometa de colores y así es la verdadera Komal, la niña que adoptó hace unos años Asha Miró, a su vez rescatada de un orfanato de Bombay por una familia de Barcelona. Es normal, pues, que las páginas del cuento se llenaran de colores, pequeñas sonrisas, saris y rangolis (arte popular realizado por las mujeres en la entrada de las casas como adorno). Pero para contar una historia más que nunca universal: la amistad, la solidaridad y la importancia de colaborar. Y un final de esperanza (asha en lengua hindi).

Komal es una princesa india que vive en un palacio en lo alto de una colina. Su padre, el marajá, le prohíbe salir porque teme por ella. Pero cuando la pequeña princesa crece se despierta en su interior una gran curiosidad. Junto a sus amigos traza un plan para salvar las murallas. Y encuentra tristeza por culpa del hechizo de un malvado brujo. Los niños hallarán la manera de devolver la felicidad a la gente: bajar un pedazo de cielo a la Tierra.

Komal y la cometa de colores está ambientado en Jodphur (Rajastán, en el noroeste de la India) conocida como la 'ciudad azul' por el color con que se pintan las casas y que Asha Miró convierte en leyenda. Historia muy colorista como lo es la India el libro de Alba Editorial cuenta con las ilustraciones de Glòria Falcón (Barcelona, 1968). A caballo entre Oriente y Occidente, entre dos culturas, Asha Miró sabe bien de lo que habla. Nació en Shaha, una pequeña aldea de La India, su madre falleció en el parto y acabó en un orfanato de Bombay, donde durante año y medio cada día subió una escalera de caracol para pedir a la monja Adelina que le encontrara unos padres. Los halló a los siete años: una familia de Barcelona, donde vive Asha desde entonces.

Un día regresó a su tierra para encontrar sus raíces y conoció a su familia biológica. Pero decidió que su lugar estaba en España y su deber era contar su historia y otras parecidas. Así nacieron La hija del Ganges, Las dos caras de la luna o Rastros de sándalo, entre otros títulos. Años más tarde la historia se repetía y adoptaba a Komal, su sobrina-nieta. Colaboradora habitual de LA OPINÓN y demás diarios de Editorial Prensa Ibérica (EPI) y profesora durante quince años, ha publicado más cuentos dedicados a los niños: Los cuatro viajeros (2003), Los cuatro viajeros en el acuario (2004) y el cuento musical Gotas de colores (2009).