Para aquellos jóvenes que viven en el País de Nunca Jamás Trabajarás en lo que Estudiaste, acosados por Garfios que regentan bares oscuros, dirigen bancos o ejercen la política pero que se resisten a marcharse de su país, la única salida es creer en las hadas. Y el equipo de Cross Border Project, que mañana estrenará en el Teatro Circo de Murcia Perdidos en Nunca Jamás, tiene la certeza de que existen.

La compañía ha convertido la famosa historia que el escocés James M. Barrie escribió a principios del siglo XX en una obra de teatro en la que "se mezcla la fantasía -se conserva la original, no la de Disney- con la realidad", según declara la directora, Lucía Miranda.

Por eso Wendy, "la verdadera protagonista del cuento de Barrie", es aquí una periodista en paro y Peter Pan un 'ni-ni' que, según el actor que le da vida, Ángel Perabá, "refleja esa otra parte egoísta de quien prefiere vivir el momento y disfrutar de la vida y que dice que ya pensará qué hacer en otro momento".

Belén de Santiago, Wendy, explica por su parte que su personaje "refleja ese conflicto interno que todos tenemos, porque todo el mundo tiene una parte que cree en las hadas y otra que lo mandaría todo al carajo. Wendy está en esa situación, siente que está perdiendo a su hada y por eso intenta agarrarla, porque con Campanilla a su lado cree que puede derrumbar los muros".

La directora de Perdidos en Nunca Jamás se topó de lleno con la realidad que vive España -recuerda- cuando regresó hace un año: "Me encontré con un montón de amigos que estaban preparando sus maletas. Yo venía de la tierra de Oz, de Estados Unidos, donde todo parece posible, y llegué al País de Nunca Jamás Trabajarás en lo que Estudiaste, de donde la gente se va porque no puede crecer".

Un mundo en el que "hay muchos piratas", y por eso cuenta que el personaje de Garfio "fue el más difícil de construir". "Como símbolo, elegimos a un tipo que regenta un bar y que quiere tener a la gente metida en él bebiendo para olvidar pero, en realidad, en la obra encarna diferentes papeles, desde el papel patriarcal en una familia al director de un banco... Y los políticos también tienen su parte", añade.

Cada día, y no solo por todos estos piratas, Miranda también confiesa que piensa en coger la maleta e irse. Y si no lo hace es por el teatro, su "pequeño bastión", como lo define esta joven directora de una compañía que cree en "el teatro como motor de cambio social" y en la que los actores han colaborado en la escritura de la obra -bajo la coordinación de la dramaturga Silvia Herreros de Tejada, experta en las obras de Barrie-, en la dirección y en la creación del espacio sonoro, del vestuario y de la escenografía, elaborada por Basurama a partir de materiales de desecho "que se han convertido en arte", apunta.

Y junto a este equipo con una media de edad de 30 años, han trabajado también profesionales con largas trayectorias como el iluminador jumillano Pedro Yagüe, ganador de dos premios Max.

Éxito de su anterior montaje

A pesar de la juventud de la compañía, Cross Border Project ya ha llamado la atención con su anterior montaje, De Fuente Ovejuna a Ciudad Juárez-mención especial del Certamen Almagro Off y Premio HOLA a la mejor producción hispana en Nueva York, entre otros-. Sin embargo, Lucía Miranda asegura que "es muy difícil encontrar teatros para estrenar", por lo que da especialmente las gracias al TCM y al ayuntamiento de Murcia: "Ellos dan esa ayuda a los jóvenes emprendedores de la que tanto se habla pero que tan poco se hace".

Por su parte, el director del centro, César Oliva, acompañado por el concejal Rafael Gómez, recuerda que, "en el teatro, como en la vida, todo sucede por algo". "Ellos están aquí por algo. No son famosillos pero hacen un buen trabajo y si no damos oportunidades a gente así no sé qué hacemos en un teatro público", aseveró.