La Fundación Molina Sánchez tendrá que desalojar de forma inminente la Casa Díaz Cassou, donde tiene actualmente su sede, después de que sus responsables recibieran el pasado 21 de marzo una carta en la que se les comunicaba que debían dejar el inmueble libre para otros usos -albergará oficinas de la consejería de Cultura- en un plazo de quince días hábiles, que se cumplen esta semana. Una carta que supuso un jarro de agua fría tanto para el presidente de la Fundación, Miguel Ramón Martínez Molina, como para su directora, María Manzanera, sobre todo tras conocer que, finalmente, no podrán llevar la obra del pintor murciano a la sede de la antigua galería Clave de Murcia, donde en principio tenían previsto trasladarse.

Según explicó ayer Manzanera a esta redacción, la antigua sala de arte de la calle del Pilar albergará oficinas de la Comunidad Autónoma y, previsiblemente, la Fundación Antonio Campillo, cuyos responsables se encuentran aún negociando con Patrimonio, por lo que han pedido unos días antes de abandonar el inmueble de la calle de Santa Teresa. Sin embargo, parece ser que no hay espacio en la antigua Clave para la Fundación Molina Sánchez, por lo que ayer mismo el director general de Patrimonio, Eduardo Linares, les ofreció "un pequeño piso en la calle Villaleal, en la que no cabe ni una sala de exposiciones -Molina Sánchez donó 153 obras a la Fundación- ni la biblioteca ni tiene una buena sala para realizar actos o conferencias", lamentó Manzanera.

"No podemos estar -añadió- en una casa de vecinos con gente subiendo y bajando y en un lugar donde es imposible mostrar en condiciones la obra del pintor y realizar actividades y talleres, que es para lo que se creó la Fundación".

Por esta razón, y como explicaron ayer a Linares, de momento, y a pesar de la carta, "no nos vamos a mover, nos tendrán que echar por la fuerza o darnos un lugar digno". Tanto Manzanera como Martínez Molina están dispuestos a convocar a todos los amigos de la Fundación -"porque Molina Sánchez era muy querido"- para que presionen a la Comunidad Autónoma, que cuenta con un 40% de participación en la Fundación del creador, y ceda un local para mostrar "la obra que Molina Sánchez donó a los murcianos y que ahora está hacinada esperando a que la echen", dice Manzanera, quien reconoce que ambos están agobiados y desesperados ante una situación "que no se daría en ninguna otra Región con un pintor como Molina Sánchez".

En la carta, el Instituto de Crédito y Finanzas de la Región insta a la Fundación a dejar libre el espacio asignado en 2009 "a esta entidad no lucrativa", dado que la cesión se firmó durante dos años (hasta 2011) y no se prorrogó, por lo que comenzó un "periodo de uso en precario del espacio". También explica que el inmueble que albergaba a ambas fundaciones "se destinará a dependencias de la consejería de Cultura y Turismo" y recuerda a los responsables que pueden ponerse en contacto con Patrimonio para solicitar el uso de otro espacio de la CARM "no necesario en estos momentos para uso administrativo". Sin embargo, no les ha convencido el nuevo espacio propuesto por la Comunidad.

Los responsables de la Fundación también lamentan que, estén donde estén ubicados, sean ellos los que tendrán que hacer frente a los gastos de mantenimiento -seguridad, luz, seguros, limpieza...-. Como explicó Linares el pasado mes de febrero a esta redacción, la actual política de reducción de costes en la Comunidad hace que sea imposible asumir estos pagos.

María Manzanera asegura que, a pesar de haberlo intentado, no han podido presentar su caso al presidente regional, Ramón Luis Valcárcel, para instarle a buscar un espacio a la obra de Molina Sánchez. Y es que, a juicio de Manzanera y Martínez Molina, "no puede ser que en su propia tierra le arrinconen".