Ganadora de la Lámpara Minera en 2008 y de otros cuatro premios, no hay una vez que Rocío Márquez no cante por Levante, que no recuerde aquella noche. Hoy vuelve a La Unión con Claridad y otro recuerdo, los mineros de León.

¿Hay más nervios actuando en La Unión cuando se concursa o cuando se va a una Gala?

Son nervios distintos, ahora voy con todo el respeto de la confianza que han depositado en mí y con ganas de compartir el momento en el que estoy.

Presentará algunos de los temas de Claridad, ¿cómo es el disco?

Quería que fuese un disco que aportara algo de luz en estos momentos. En él he compuesto varios temas, y, si algo me apasiona del flamenco es que es como la vida, que tiene palos súper tristes y otros súper dramáticos, y esa amplitud he intentado trasladarla al disco.

¿Qué significa el flamenco para usted?

Es un arte que me transmite mucho tanto cuando lo escucho como cuando subo al escenario. Subí por primera vez a uno a los nueve años y pensé: «Ojalá me sienta abajo como me siento aquí arriba, quiero esta sensación el resto de mi vida». Y las cosas se fueron dando con esfuerzo y trabajo, porque no te haces profesional de un día para otro. Para mí, ahora, es un modo de vida, pero han sido muchos los pasos, y uno de los más importantes, aquella noche cuando gané la Lámpara Minera, nunca lo olvidaré.

¿Qué supone, realmente, ganar el primer premio del Festival de La Unión?

Está claro que después de ganarlo hay que seguir andando, pero desde luego es un punto de inflexión y nunca tendré suficientes palabras para agradecerlo. Pero es mejor pensar que no has llegado al máximo de tu carrera y que siempre tienes que dar más y aprender más. Ahora, cuando canto por Levante, me acuerdo de aquella noche y de La Unión.

También le pasará, al cantar una minera, que recuerde su visita a la mina de León con los mineros en huelga, ¿no?

Es que es algo que nunca olvidaré, sobre todo sus miradas. Sí, ya me ha pasado que cuando canto por Levante me viene el olor de la mina, la presión de estar bajo tierra, pero sobre todo sus caras.

También habrá sido una lección fuera del escenario...

Claro, esos mineros han pasado días y días al límite porque querían que alguien les escuchara. Ellos animan a todos a decir que podemos luchar por nuestros derechos, que podemos superarnos.