Aunque aseguran que siempre han sido «más de indios que de vaqueros», de esos que gritan desde una colina antes de su invasión, el murciano Manuel Reyes –más reportero que jinete– y el ilicitano que vive en Bullas Rubén Gama –más jinete que reportero– se han colocado el sombrero de ´cowboy´ y, a lomos de Viento y Padan Sha, dos caballos blancos de raza árabe, van ya camino de Andorra en una soñada aventura que el próximo otoño se convertirá en un documental para televisión.

Centauros. Horizontes a caballo es el nombre de este proyecto que mostrará, en 12 o 15 capítulos, una aventura por 1.200 kilómetros de caminos, pasos de montaña y ciudades; un formato que no quiere imitar a Desafío Extremo ni a Frank de la Jungla, sino buscar «una fórmula diferente en la que tenga protagonismo la aventura, el peligro y los momentos duros, pero también la belleza de los paisajes y la gente», explica el periodista Manuel Reyes. Y ambos alertan de que este proyecto no acabará aquí, porque su intención es seguir en posteriores etapas hasta Rusia.

Rubén Gama, experto jinete que lleva montando a caballo «toda la vida» y que trabajaba como agente de exportación, recuerda que conoció a Reyes cuando le llamó para hacer una entrevista; pero «no la típica entrevista, porque lo que hicimos fue un viaje, el Camino del Apóstol hacia Caravaca. Él iba en bicicleta y yo a caballo, y ahí fue cuando nos dimos cuenta de la combinación brutal del caballo y la cámara». Después llegó «el trabajo duro», buscar patrocinadores, organizar el viaje... «Y Manuel tuvo que aprender a montar a caballo y yo a mirar a cámara», relata Gama.

El 6 de febrero iniciaron su viaje en La Copa de Bullas y, tras pasar por lugares como Ulea, abandonaron la Región de Murcia y ahora se encuentran en Yátova (Valencia). Ni un catarro han cogido, a pesar de las dos olas de frío que ya han soportado en su tienda de campaña, aunque Gama afirma que «lo más complicado y duro no son los diez grados bajo cero de la Sierra de Mariola, sino las carreteras transitadas, los pasos de montaña o los túneles, porque España no está preparada para ir a caballo», y añade que la mejor manera de afrontar los momentos de peligro es «manteniendo la calma».

Manuel Reyes, quien ya ha logrado manejarse bien con su compañero equino gracias a «las clases de un gran maestro» –Gama–, también confirma esos momentos difíciles y confiesa que más de un pisotón se ha llevado ya al ir andando. «Es que Rubén me dijo que iba a hacer Europa a caballo, pero no me avisó de que también me haría media España andando», bromea el periodista, quien confiesa que, en su caso, la valentía a la hora de recorrer España a caballo «nace de la inconsciencia».

Cuenta el joven murciano que las personas que encuentran en su camino «se vuelcan» con ellos –«tenemos pinta de buena gente», argumenta–, aunque a veces no hay nadie que les invite a una buena sopa y tienen que recurrir al fiambre que dicen que acabarán odiando. Y es que entre las cosas que más se echan de menos en esta aventura está, por supuesto, «la paella de la madre de Rubén y esa sensación cuando acabas de trabajar y sabes que te espera tu casa y una ducha», añade.

Este viaje apunta Reyes que lo están realizando «en plan espartano», ya que en las alforjas, además del material de grabación, apenas llevan equipaje. «Vamos lavando la poca ropa que tenemos, que uno es pobre y aventurero pero lo primero es la higiene», dice riendo este periodista al que le mueve «la necesidad de contar historias». «Y ojalá –prosigue– seamos lo suficientemente buenos poetas y contadores para narrar todo lo que vivamos, para que este viaje llegue a la gente»; porque si algo tienen claro estos dos aventureros es que a veces el mundo merece la pena verlo –y contarlo– desde una perspectiva equina.