En estos días de fiestas y regalos, Bob Esponja está en todas partes. Hagan la prueba: intenten comprar cualquier producto de la infinita lista de la línea de merchandising del personaje de Nickelodeon €en España, Clan TVE€ y seguramente terminarán tan agobiados como Arnold Schwarzenegger en Un padre en apuros. Todo lo que lleva el amarillo y la singular cara del dibujo se vende como rosquillas. Pero, ¿cómo nació Bob Esponja? ¿Y quién es Stephen Hillenburg, su multimillonario creador?

Retrocedamos al año 1998. Un nervioso Hillenburg afrontaba el examen de su vida: presentar un proyecto a Nickelodeon. No iba a fallar, y se había asegurado: llevaba un acuario, pequeñas figuras hechas por él mismo y un discurso claro. «Este es Bob Esponja, la estrella de vuestro nuevo show», les dijo a los capitostes de la cadena. Y, finalmente, estos le dieron medio millón de dólares para que hiciera realidad su atrevida afirmación. Stephen Hillenburg se jugaba bastante; básicamente, estar a la altura de su sueño. Y es que de niño tenía un ídolo, el oceanógrafo Jacques Cousteau, cuyas películas le descubrieron la pasión por desbrozar los misterios marinos. No tardó, por tanto, en hacer de su pasión su profesión: ya como intrépido jovencito, Stephen trabajó unos años como educador en el Ocean Instituto de Orange County, donde enseñaba a los peques los cotidianos secretos submarinos a través de divertidas explicaciones. Ahí tuvo su propia epifanía: «En ese trabajo tuve la oportunidad de comprobar cómo están los chavales de encantados con la vida marina, así que uní mi conocimiento en este campo con mi pasión por la comedia y la animación», comentó hace unos años Hillenburg a The Washington Post. Por cierto, una curiosidad: también Hillenburg pasó unos cuantos meses friendo hamburguesas, como las krusty que despacha Bob en El Crustáceo Crujiente.

En realidad, no fue el primer trabajo de Stephen Hillenburg en la animación; fue director de algunos episodios de La vida de Rocko, la visionaria serie de Martin Olson. Precisamente, Olson fue quien animó a su colega a que presentara su proyecto cuando este le enseñó un cómic dibujado por él mismo, The Intertidal Zone, el germen de su futuro Bob Esponja, el origen de la pequeña revolución que planeaba el dibujante. Una revolución con una premisa muy clara: «En realidad, Bob Esponja tiene algo de subversivo: el hecho de que es increíblemente ingenuo», resumió Robert Thompson, profesor del Centro de Estudios Televisivos de la Universidad de Syracuse, a The New York Times.

No hay ironía ni referencias a la cultura pop en Bob Esponja, y es algo perfectamente deliberado; es, lo confiesa Hillenburg, uno de sus grandes triunfos, porque solo los niños saben la verdad de la vida: «El humor es un juego, el mundo es un juego. Muchas de las cosas que ocurren en la serie se basan en mis experiencias infantiles y en las de mi equipo, duras lecciones vitales que cuando se miran en retrospectiva resultan muy graciosas. Como cuando aprendes tu primer taco y no sabes lo que significa».

Y en ese mundo sin cinismo reina Bob Esponja, un personaje inspirado por Jerry Lewis, «un tipo inocente, gracioso y raro, pero siempre con buenas intenciones», según Hillenburg. Y también con pinta de tonto; por eso eligió que Bob fuera una esponja marina: «Es el animal marino que tiene la pinta más estúpida de todas». Primero las dibujó como son, pero finalmente probó a hacerlas cuadradas y, eureka, ahí vio a su personaje.

¿Cuáles eran sus expectativas? «Ser una especie de serie de culto... Nada más», recordaba Hillenburg en 2009. Han pasado 12 años desde entonces y acaban de renovar el contrato: habrá una novena temporada de Bob Esponja. Hoy, años después de abandonar el timón creativo de su serie €sigue como productor ejecutivo€, Stephen Hillenburg dice disfrutar de la vida. No se le conocen proyectos: simplemente vive donde se crió, en el sur de California €su propio Fondo de Bikini€, con su mujer y su hijo, practicando espeleología, surf y escuchando música con sus amigos. De vez en cuando se pasa por sus oficinas en Nickelodeon, donde mantiene el letrero que instaló hace unos años: «Have fun or you´re fired» («Diviértete o estás despedido).