Ser «un idealista que quiere cambiar el mundo» no le hace a José Ortega alejarse un ápice de la realidad. «Yo no soy un profeta ni un visionario. Veo lo que ocurre a mi alrededor y quiero hacer algo para ayudar a que cambien las cosas», explica este abogado cartagenero que ha dedicado «cada minuto libre» a condensar toda la emoción y toda la energía del movimiento 15-M en un documental, Mayo (una visión espiritual de la Spanish Revolution), que mañana se proyectará en Murcia y que el 18 de enero se verá también en la sede del Deutsche Amerikanischer Institute, en Heidelberg (Alemania). Un documental que se puede descargar y distribuir libremente, de forma gratuita, y que mezcla escenas de las manifestaciones con entrevistas al profesor Carlos Taibo y al maestro zen Dokusho Villalba, entre otros.

El de Ortega es «el único trabajo que cuenta con material anterior a la manifestación del 15 de mayo, de las reuniones y de cómo se preparó», ya que él conoció el movimiento ¡Democracia Real Ya! nada más nacer €en enero o febrero€ y los primeros días de mayo ya decidió seguirlo con su cámara. Cuenta que entonces nada hacía prever la magnitud que alcanzó todo, pero que él sintió, como tanta gente, «una reacción emocional, un sentimiento de ´esto es lo que estaba esperando´» que le hizo movilizarse.

Ahora, alerta, «hay mucha gente desanimada, y lo que hay que evitar es que se instaure un sentimiento de resignación». En este sentido, espera que su película ayude a «generar de nuevo ilusión», porque está convencido €«se ha demostrado a lo largo de la historia»€ de que «los grandes cambios se generan con el alma, con los sentimientos, no con estructuras ni doctrinas».

Aún así, Ortega es consciente de las debilidades del movimiento: «En la especie de unidad que se consiguió esos días se esconde en realidad una debilidad, y es que cada persona quiere algo distinto». Por eso, cree que ha llegado el momento de «dejar de caminar en círculo» y organizarse para no desaprovechar «la energía fortísima que se ha liberado, las ilusiones que se han desplegado».

«La estructura del sistema es una máquina muy bien engrasada, funciona de maravilla y no te puedes oponer a ella con un discurso naíf. Hace falta una estrategia y una mecánica», añade el abogado cartagenero, que está de acuerdo en huir de una estructura del poder, «porque se corrompe», pero que insiste en que «algo de estructura organizativa tiene que haber porque los listados de propuestas de las asambleas son demasiado heterogéneos».

«Es el momento de replanteárselo todo €prosigue€ y es necesario generar ilusión y confianza en el ciudadano medio, llegar a la gente que no estuvo en las acampadas; que todo el mundo sepa que lo que se persigue es tan decente y tan de sentido común que nadie puede estar en contra». Se trata ´solo´ «de abrir bien los ojos para darnos cuenta de que delante tenemos una realidad ficticia» que Ortega cree que se puede cambiar y, lejos de querer erigirse como líder de nada ni de nadie, no duda en proponer algunos puntos para una nueva Constitución: «El salario máximo no podrá exceder en diez veces el mínimo», «las cuentas de las instituciones públicas y sus contratos, salarios y documentos estarán en las bibliotecas», «fuera el Senado», «el poder judicial será totalmente autónomo y ajeno a los partidos», «una Banca Nacional sin criterios de rentabilidad», etc.

Propuestas para sobrevivir en esta «situación extrema de la historia de la humanidad», en un momento de «capitalismo salvaje» en el que, más que nunca, recuerda Ortega que «no hay que dejar de perseguir las utopías».