Para este nuevo disco buscaban una idea estimulante e ilusionante... y la encontraron en el cine.

Sí, y fue jugando. Estábamos en el camerino jugando a tocar canciones de otros estilos a ritmo de bossa y de pronto se cruzó Moon River. Nuestro manager dijo que se parecía a lo que habíamos hecho con Fallen y nos planteamos un disco de versiones. Empezamos a buscar repertorio y luego nos dimos cuenta de que era más difícil y complicado.

Todas las canciones están adaptadas al castellano, ¿no se plantearon hacer el disco en inglés?

Las maquetas las hicimos en inglés, pero queríamos acercarlas a nuestro sonido, al estilo Presuntos. Empezamos con un gran repertorio y poco a poco fuimos viendo los temas que quedaban mejor, con nuestro sonido y en castellano.

¿Descartaron muchas ‘joyas’?

Es inevitable, aunque eso depende de quién conteste. Se quedó fuera, por ejemplo, Titanic, que es algo que a mí no me ha dolido -a Juan Luis mucho-, porque es una canción que me da un poco de ‘grimilla’ y la ha cantado ya mucha gente. Y una que sí me hubiera gustado que estuviera es It’s Too Late, de Carole King, de La casa del lago. Pero hay diez joyas en Banda sonora.

¿Hacer versiones da seguridad, porque los temas ya se conocen, o por eso mismo es más arriesgado?

Seguro no hay nada, así que lo que tiene que hacer un artista es luchar por una idea que le enamore. Hemos hecho discos de canciones originales que han ido mejor o peor, versiones... En treinta años de carrera hemos hecho de todo, así que lo que nos gusta es ir motivándonos con ideas nuevas.

¿A qué tipo de película le gustaría poner banda sonora?

Precisamente en un mes se estrena una película en la que he trabajado: En fuera de juego, con Fernando Tejero, y la experiencia ha sido muy ilusionante. También he hecho alguna canción para una película de animación La leyenda de Tombatossals; y ahora trabajo con mi mujer -Gisela Renes- en un documental sobre Chico Buarque...

En su caso era inevitable que música y cine se dieran la mano...

Es que nuestra forma de hacer música cuadra con la sala de proyección, ayuda a amplificar la emoción y la magia de escenas, de momentos..., y nos pareció una idea bonita dar al público algo de magia.

Eso de la música ligada a escenas pasa también en la realidad, porque les habrán dicho mucho eso de con esta canción conocí a mi pareja... o me enamoré... o...

Claro, en treinta años nos ha dado tiempo a acompañar al público en todo tipo de momentos; es el poder de la música, que hace que quieras seguir escuchando una canción o, por el contrario, dejar de oírla porque te recuerda a un mal momento.

¿Un músico tiene que tener algo de actor en el escenario?

De intérprete más que de actor, porque en un actor nunca está clara la frontera entre realidad y ficción. El músico sube al escenario a vivir las canciones y cuando baja, como decía Urquijo, se vuelve vulgar.

Además de los temas del disco, hay otros tres que se pueden comprar en iTunes... Los tiempos cambian y hay que adaptarse.

Intentamos promocionar la venta de música legal en Internet. Tratamos de hacer lo mejor para convencer al público de que vale la pena pagar por la música, y para nosotros lo mejor es hacer un buen disco, y además con una edición muy cuidada... hay que mimar a quien le gusta la música y paga por ella.

Este es el segundo disco con Lydia. Ahora que se ve todo con más perspectiva, ¿la travesía fue más difícil de lo que pensaban?

Ha sido muy difícil en muchos aspectos, profesionales y personales, pero ahora, pasado al luto, podemos decir que ha merecido la pena y que tenemos una grandísima cantante y una compañera maravillosa que nos ha enriquecido a nosotros y al grupo, que suena de otra manera.

Han pasado quizá por lo más difícil que puede pasar un grupo -un cambio de cantante- y han sobrevivido... Ahora la crisis no va a poder con ustedes.

Si no nos ha tumbado todo lo que hemos pasado... Somos Presuntos Invencibles (risas). Decidimos retomar el proyecto y hacerlo de una manera sincera; somos un grupo genuino que cuenta con un público muy fiel... Lo tenemos todo.