Del 3 al 8, Calasparra. El 4, además, Pliego y Mahoya. Y Miguel Ángel Moreno en Madrid. Rafaelillo, hoy en Zalamea la Real con una de Cuadri y mañana en Villaluenga del Rosario con otra de Victorino. El 11 en Arlés en un concurso. El 10, Cehegín y, a partir del 11, la Feria de Murcia. Hasta el 18. En Algemesí, Conchi Ríos y Antonio Puerta. Luego, cierta calma. Hasta el 27 no es Abarán. Tres días antes, Mula. El 29, de nuevo en Madrid y en plena Feria de Otoño, Francisco Montiel. Toros en Murcia y fuera de Murcia, pero con murciano. Arranca septiembre y comienza la agitación. Es el mes de la abundancia. En el aspecto taurino, un verdadero ‘septiembrazo’.

ESPIGA. A partir de hoy se pone en juego la Espiga de Oro en Calasparra, cuna del mejor arroz y albergue del novillo-toro, nunca mejor dicho. A las 10 de la mañana, por las calles, en el encierro. A partir de las seis y media de la tarde, en el coso de La Caverina, en las novilladas. El público de la tarde está por la mañana pero no todo el de la mañana va por la tarde a los toros. Ese es uno de los problemas de un ciclo de novilladas que, este año, ha salido cumpliéndose la hora. Juan Reverte salvó a Calasparra el año pasado -ya está contado- y el empresario lorquino, hastiado y aburrido de tanta opinión, de tanto metomentodo, de tanta ansia de protagonismo y de tan poco dejarlo trabajar y apoyar su gestión, ha cedido a través del silencio. No creo que se deban hacer las cosas así pero Juan tiene sus razones. Perfectamente comprensibles.

Ha tocado correr a última hora. Y quien renunció hace un año y propició la entrada de Reverte vuelve ahora. Ni héroes ni villanos. Pepe Amilburu dará la Espiga que era, parece ser, lo que le interesaba. Y el año que viene será otro año. El caso es que, de una forma u otra, hoy empieza la Feria de Calasparra. Hoy empiezan seis intensos días de toros. Y un septiembre plagado.

OTOÑO. Ferias, carteles, fiestas, nombres, santos, claveles… El lado dulce del toreo, si es que existe, está en septiembre. Viajes, maletas, gasolineras, kilómetros, hoteles… Hasta que aparece de nuevo Madrid. Y se acaba la tontería, el cansancio, el atoramiento. Llega Madrid con su rampante Feria de Otoño, sus escasos festejos y dos puestos para dos toreros murcianos: un novillero que dejó buena sensación como Francisco Montiel, de Cieza; y un matador de toros dispuesto a demostrar que su bache en 2011 es exclusivamente en los sorteos -algo que, por otra parte, no es una novedad-. Rafaelillo estoqueará, terminado septiembre, una corrida de Adolfo Martín en Las Ventas. Junto a Antonio Barrera y Serafín Marín. Y será de ley que la corrida embista y que Rafael pueda, por fin, después de todo y hasta de Murcia, encontrar un escenario recio donde poder mostrarse en su temporada más dura.