Reconocer en plena crisis económica que la vida te está yendo bien es todo un mensaje de positividad que Manuel Pérez ha querido mandar al mundo. A punto de cumplir 35 años, el pintor murciano acaba de ser padre hace poco y vive un gran momento profesional. De hecho, el pasado jueves presentó en Valencia Un buen día, el impresionante libro que resume los dos últimos años de su trayectoria, e inauguró una exposición en la galería Alba Cabrera con una selección de esa temporada, centrada principalmente en sus paisajes.

Y más de Un buen día pasa el artista, razón por la cual ha querido editar esta obra. «Es cierto que ha supuesto mucho esfuerzo, mucho dinero y mucha energía. Pero el libro está editado con mucho cariño y es un proyecto muy importante, porque refleja todo el proceso de creación, algo que en los catálogos no suele aparecer», explica Pérez. Y es que la obra, que se presentará en el Museo Ramón Gaya de Murcia el próximo 9 de marzo, muestra el trabajo previo que Manuel Pérez realiza antes de las propias piezas, así como el resultado final de las mismas. Todo ello, junto a textos de Pedro Soler, Pedro Manzano y Manolo Belzunce.

También recoge pequeños poemas de la escritora María Manzano que, al contrario que en un libro ´normal´, «ilustran la imagen y se adaptan a mis pinturas».

Junto a su nueva exposición y la publicación de este libro, Manuel Pérez también ha fichado por la galería BAT de Alberto Cornejo, quien mostró su obra en la feria de arte contemporáneo Art Madrid. «Fue muy importante, porque mi obra ocupaba casi el mismo espacio que cualquier stand y supone abrirme las puertas de Madrid», espera el pintor murciano.

Para el artista, el momento profesional que vive en la actualidad se debe al tesón, al esfuerzo y a muchos años de trabajo, y por eso afirma convencido que nadie le ha regalado nada. «Cada gota de mi energía la he dedicado a la pintura», asegura Pérez, ´artista profesional´ desde hace quince años y enamorado de este arte desde que a los once comenzó a estudiar con Dionisio Page. Por entonces, reconoce que lloraba cuando no le salía lo que quería. Ahora, en cambio, afirma entusiasmado que cada nueva obra –sobre todo las de gran formato, como la de 20 metros por 5 que presentó en el Puertas de Castilla– es «un reto que me hace crecer y no me asusta nada».

Intentando tomar aire después de los últimos meses de trabajo –«es necesario reposar antes de volver a trabajar»–, a Manuel Pérez le es difícil pararse un poco y dejar a un lado la inquietud. Primero, porque tiene muchas ganas de empezar una nueva serie, y segundo, porque asegura que «un día cualquiera está lleno de belleza, te sugiere ideas nuevas y sorpresas». Y de ahí le nace, concluye, la necesidad de comenzar un nuevo cuadro.