Por si no teníamos bastante con la crisis, el paro, la tdt basura, el ruido y los cretinos, ahora viene la prohibición de fumar. Se acabó el placer de fumar un cigarrico mientras te tomas un café, salvo que lo hagas en tu casa, o en una terraza helándote como un Chambi y exponiéndote a una patulea de pedigüeños capaz de elevar hasta el infinito el coste per cápita de los cigarrillos, ya de por si por las nubes por culpa de unos impuestos hipócritas.

Pero y ¿lo de las copas?, ¿algún fumador concibe estar clavándose su analgésico cubatazo sin poder fumar tropecientos pitos?, ¿acaso no entienden que el alcohol y la nicotina forman un magma indisoluble, una unidad de destino más sagrada que la unidad de España?.

Que nadie me venga con zarandajas de que lo que se está prohibiendo es que los fumadores perjudiquen a los no fumadores, ya que existía una división de locales para unos y otros, y todos tan felices, incluidos los hosteleros, que ahora regurgitan hiel y con razón.

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