Mandatarios mundiales, entre ellos unos 60 jefes de Estado y de Gobierno, se comprometieron hoy en Roma en la Cumbre Mundial sobre Seguridad Alimentaria a reducir a la mitad para 2015 el número de personas que sufren hambre en todo el planeta.

La reunión, que acoge la sede de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) hasta el miércoles, comenzó con la aprobación de una declaración conjunta y con las intervenciones del papa Benedicto XVI y de líderes políticos, como los presidentes de Chile y Brasil, Michelle Bachelet y Luiz Inácio Lula da Silva, respectivamente.

Cumpliendo con el principal objetivo con el que se llegaba a la cita, los participantes en la cumbre dejaron claro que su primera preocupación sobre seguridad alimentaria para los próximos años es llegar a reducir a la mitad para 2015 la cifra de más de mil millones de personas que actualmente padecen hambre.

En el punto de mira de los países se encuentra además la necesidad de aumentar en un 70 por ciento la producción agrícola para 2050 para alimentar a una población mundial que superará los 9.000 millones de personas, combatiendo además el cambio climático.

Y también, según reza la declaración conjunta de la cumbre, pretenden llevar a cabo un cambio de rumbo en la "tendencia a la disminución de la financiación nacional e internacional para la agricultura, la seguridad alimentaria y el desarrollo rural en los países en desarrollo".

Sobre estas ayudas económicas hablaron Bachelet y Lula, quienes plantearon en Roma un discurso con líneas generales muy parecidas y que exige que, ante la crisis económica, no se deje a un lado la lucha contra el hambre, para cuya erradicación hace falta ese dinero utilizado por los gobiernos en el colapso financiero.

"Frente a la amenaza de un colapso financiero internacional, causado por la especulación irresponsable y por la omisión de los estados en la regulación y la fiscalización del sistema, los líderes mundiales no han dudado en gastar cientos y cientos de billones de dólares para salvar la caída de los bancos", dijo Lula.

"Con menos de la mitad de esos recursos, sería posible erradicar el hambre del mundo. La lucha contra el hambre sigue, sin embargo, prácticamente al margen de la acción de los gobiernos. Es como si fuera invisible", añadió.

Un argumento casi idéntico el que defendió su homóloga chilena: "Así como el mundo fue capaz de gastar trillones de dólares para evitar el desplome económico, ahora es necesario un esfuerzo similar para evitar un desplome social".

"Y la dimensión más grave, importante y urgente de este desplome social es el hambre. Por primera vez en su historia, la humanidad tiene más de mil millones de personas en situación de hambre, 53 millones de ellos en América Latina", dijo Bachelet.

Para conseguir los objetivos planteados en la lucha contra el hambre, los países participantes de la Cumbre Mundial sobre Seguridad Alimentaria se han propuesto cumplir cinco principios para impulsar este Objetivo de Desarrollo del Milenio.

La inversión en planes nacionales que canalicen los recursos en esa lucha contra el hambre y la coordinación estratégica de los planos nacional, regional y mundial para mejorar su asignación son los dos primeros compromisos alcanzados este lunes en Roma en una cumbre en la que España está representada por la ministra de Medioambiente, Medio Rural y Marino, Elena Espinosa.

En este sentido, Benedicto XVI denunció la falta de un sistema de instituciones económicas capaces y aseveró que no se puede continuar aceptando la opulencia y el derroche "cuando el drama del hambre es cada vez mayor".

Los otros tres principios acordados apuestan por un planteamiento sobre seguridad alimentaria que actúe a corto, medio y largo plazo, así como por la mejora del sistema de actuación multilateral y la garantía del compromiso de los firmantes de la declaración sobre el mantenimiento de los recursos de ayuda.

Una ayuda que, según dijo el líder libio, Muamar al Gadafi, en su discurso, llega sin el esfuerzo ni la voluntad de los países más ricos: "Esta cumbre trata sobre la movilización de recursos para ayudar a los pobres y los que están ausentes son los ricos. Esto es signo de su falta de voluntad de participar en este esfuerzo.