espués de pasar cuarenta años trabajando con niños en la escuela infantil 'El Limonar' de Molina de Segura, María Mercedes Lozano Espallardo ha dejado un vacío insustituible en el centro. "Entró con 23 años. Era una persona muy cariñosa y divertida y con un gran sentido del humor. Nunca se enfadaba y se lo tomaba todo a broma. Era muy prudente y servicial", señaló ayer María del Mar Gómez, profesora del centro.

María Mercedes vivía por y para su trabajo. Era soltera, pero tenía muchos amigos. Persona muy detallista, se sabía al dedillo el santoral y los cumpleaños de familiares, compañeros y amigos.

"Cambiaba la tristeza por la alegría, la intolerancia por la humanidad (...)". Estas frases forman parte de un texto que sus familiares leyeron en el entierro de María Mercedes, quien falleció el sábado, 31 de octubre, a los 63 años de edad, en su municipio natal.

Educadora de niños, de cero a tres años, Mercedes solía seguir la pista a sus alumnos cuando estos se hacían mayores. "Tenía un interés real por los niños, los padres y los compañeros. Era muy cariñosa y muy activa. Se recicló aprendiendo el manejo de las nuevas tecnologías", destacó Trinidad Serrano, otra compañera del colegio.

Su prima, Consuelo García Lozano, explicó que ayer mismo recibieron en la escuela la carta de un padre, quien destacaba que al perder a Mercedes, "ganábamos un ángel que cuidaría de todos nuestros hijos desde el cielo".

"Entró a trabajar en la escuela en 1968 y era incapaz de tomarse un día de asuntos propios. La escuela era una gran familia gracias a su espíritu. Esta mañana -ayer para el lector- he estado en la Consejería porque queremos celebrar una misa por el alma de Mercedes en el centro. Se hará fuera del horario escolar para que participen los padres que quieran. Con música, globos y cohetes. A ella le encantaban las fiestas cuando tiraban las tracas", señaló su prima Consuelo, actual directora de la escuela infantil 'El Limonar'.