El Real Murcia y sus seguidores están condenados al más refinado sufrimiento domingo tras domingo. Un sufrimiento que casi nunca sirve de nada y que, en contadas ocasiones como la del domingo ante el Celta, termina con final feliz.

Ni con el viento a favor del tres a cero se puede ver con tranquilidad un partido del Real Murcia. La agonía y el miedo a perder está tan arraigado en el equipo que al final siempre se acaba pidiendo la hora. Sin embargo, la buena noticia es que el grupo sigue en pie y peleando después de encajar tantos golpes. La buena noticia es que el Murcia no se rinde.

Más de uno llegó tarde al campo y se tuvo que pellizcar al mirar el luminoso. En el primer minuto Chando puso en ventaja a los pimentoneros, y luego Bruno y otra vez Chando la ampliaron hasta el increíble tres a cero con el que finalizó el primer tiempo.

Pero nada es tan fácil como parece. El gol de Túñez mediada la segunda mitad volvió a encerrar a los locales atrás, cedieron la pelota al Celta y se dedicaron a defender hasta el final. Afortunadamente en esta ocasión la ventaja era demasiado grande para echarla a perder y el gol de Kike en el descuento fue acogido con un respiro de alivio por los castigados corazones pimentoneros.

A falta de nueve puntos por disputar el Real Murcia sigue en puestos de descenso a dos puntos de la salvación. Sólo resta luchar hasta el final para no acompañar al Castellón en su descenso a los infiernos. No será fácil. González declaró tras perder en Cádiz que su equipo ganaría tres de los cuatro partidos y mantendría la categoría. De momento van por buen camino, aunque ya se sabe que la puerta de la salvación es estrecha.