Una victoria ante el Celta de Vigo, que ha sido la novena en 39 encuentros disputados, es argumento más que suficiente para estar con un estado de ánimo bajo, pero con la mente puesta en Calasparra y su Virgen, la Esperanza.

El desarrollo del partido es de lo más inusual en esta temporada. El primer gol antes de sudar fue, un regalo de los que tenemos por costumbre realizar a nuestros rivales. El segundo, de una falta que lanza Bruno y la barrera ante el miedo a un pelotazo, se ve reflejado con el balón en el fondo de la portería. El tercero, antes del descanso, deja atónita a la afición que ve como su equipo gana sin hacer nada del otro mundo. Yo me llegué a preguntar si el Celta colabora con alguna ONG o, si pertenecían a la congregación de las Hermanitas de la Caridad.

Tras la reanudación, el equipo se hecho atrás y el balón parecía un explosivo en los pies de nuestros jugadores y como no, ante tal encerrona, nos acaban marcando el gol de las dudas, aun llevando una renta considerable, el miedo se hace patente en un estadio huérfano de su amo Samper, pero con la silueta recortando su figura, hasta el extremo de coartar la libertad de expresión de un aficionado, que sin faltar al respeto, como una servidora, hace pública su oposición al régimen dictatorial de su amo.

Damos las gracias a Kike que, si bien no es un mirlo blanco, también merece el apoyo de la afición por su juventud, y por tener que lidiar con uno toro, como es jugar en el Real Murcia, enhorabuena por tu gol.

Al Sr. González, quiero hacerle una reflexión, la segunda división es muy mala, si el rival no juega bien, no solamente es debido a un derroche de poderío físico y talento futbolístico de los nuestros, sino que los demás, son también muy malos. Así pues, no me cuente historias para no dormir. Nietzsche ya dijo HAY ESPIRITUS QUE ENTURBIAN SUS AGUAS, PARA HACERLAS PARECER PROFUNDAS.

FDO .