El gol de Joan Tomás en el minuto 89 confirmó los más negros presagios en la Nueva Condomina. El Villarreal B, un filial que no se juega nada en esta liga ya que no puede luchar por el ascenso ni sufrirá por el descenso, arrancó un nuevo empate del feudo grana en el último suspiro después de que los pimentoneros se encerraran atrás intentando sin éxito defender tres puntos que hubieran valido su peso en oro.

De poco sirvió que Pereyra adelantase a los locales a los cuatro minutos tras aprovechar un mal despeje del portero visitante. Mediada la primera parte el filial amarillo igualó el marcador al transformar un penalti. El árbitro mandó repetir y Alberto rechazó el disparo con tan mala fortuna que cayó en las botas de Rubén que ya no perdonó.

Antes del descanso el Murcia volvió a marcar también de penalti. Albiol lanzó bien pero el árbitro ordenó repetir. Sergio Escudero lanzó por segunda vez y anotó el primero de toda la temporada después de innumerables intentos y de que la pelota pegase en el larguero.

Pero este año las cosas no suelen terminar bien. El Murcia se echó atrás atenazado por la angustia, el miedo a perder y el desparpajo del mejor filial de España y después de nadar durante noventa minutos volvió a morir agotado en la orilla. Ocurrió lo mismo con el Castellón y con el Albacete, con el Celta y con el Salamanca. Los puntos se escurren entre los dedos de un equipo incapaz de aguantar hasta el final un resultado favorable y más de uno abandonó el estadio con la sensación de que ese partido ya lo había visto antes.