Otra derrota del Real Murcia en Nueva Condomina, en un partido de fiesta y exaltación huertana que nos devuelve a la triste realidad del sufrimiento. No se puede apelar al nefasto arbitraje del trencilla de turno para justificar la derrota, ni a la mala educación del Sr. David Vidal, que sólo hace lo mejor para su equipo. Él sabe de la importancia de Sergio Fernández en la defensa grana, y aprovechando la coyuntura de la expulsión del zaguero, le intentó calentar la sangre para que tuviera una reacción violenta o salida de tono para que así constara en el acta, y le acarreara a Sergio Fernández una sanción mas duradera de la que le puede caer. Creemos que el Sr. David Vidal pierde los papeles, pues no, lo que dice y hace me parece que está más que pensado y estudiado, todos los sabios y genios tienen su punto de locura y toda locura su carácter peculiar y David Vidal es peculiar.

El partido contra el Albacete, además de transcurrir bajo una tónica espesa y con un miedo atroz a peder, termina de la peor manera posible, perdiendo por un claro 0-2, que no demuestra lo visto en el campo. Las decisiones arbitrales se midieron bajo dos varas distintas, al Real Murcia le tocó el TÍO DE LA VARA y nos crujieron vivos (recuerdo varias tarjetas amarillas no justificables, un penalti no señalado que podría haber significado el empate, si hubiésemos conseguido meterlo y cómo no, la falta de ocasiones de gol y remate, ante las pocas que hay).

Al Albacete, lo tocaron con la VARITA MÁGICA del Hada Madrina: no hizo absolutamente nada y marcó dos goles, se llevó tres puntos que son cuatro y el Sábado de Gloria que nos dio.

Significativo fue lo que escuché a un niño de unos ocho años, que entre sollozos le decía a su padre al final del partido: "¿Y PARA ESTO ME VISTO DE HUERTANO PAPA?, PERDEMOS EL PARTIDO Y LLEVO LOS ZARAGÜELES LLENOS DE MIERDA, LA MAMA ME PICA".