Paca Naranjo, la expresidenta de Hostecar que resultó herida en el accidente de Chinchilla, cuenta que ha conseguido recuperarse de los politraumatismos que sufrió en todo el cuerpo, pero reconoce que las secuelas psicológicas de la tragedia «no se curan». Naranjo sigue siendo una mujer llena de energía que fue pionera en la patronal de la hostelería, aunque necesitó «dos años de rehabilitación» para reponerse físicamente y pasó mucho tiempo sin conseguir dormir más de dos horas. «Eso te pasa factura. Ahora ya no sueño ni tengo pesadillas por la noche, pero pasé muchos años a base de ansiolíticos y de pastillas para dormir», reconoce. Explica que ha conseguido volver a subirse al tren, aunque al pasar por Chinchilla no puede dejar de revivir las escenas que se le grabaron en la memoria la noche de la tragedia.