Otro mensaje que debe quedar claro, según los regantes: la desalación no es una alternativa ni al Trasvase del Tajo ni a futuras interconexiones entre cuencas. Pero es un suplemento importante para la cuenca del Segura y a tener en cuenta, por lo que en el estudio del Scrats se apuesta por un incremento de la capacidad de desalación a medio plazo de las plantas de Torrevieja, Águilas y Valdelentisco hasta alcanzar los 210 hectómetros cúbicos anuales, más allá del máximo de las ampliaciones que tiene previsto el Ministerio. ¿Y cómo llegar a esta cantidad? Además de estas tres plantas existentes, el estudio técnico considera necesario que se construya una nueva desaladora, y que se conecten todas con los embalses de Algeciras (Alhama) y de La Pedrera (Torrevieja).

Con la nueva planta se podrían obtener 70 hm3 al año. En el estudio no se especifica dónde podría ubicarse esta nueva planta.

Pero sí apunta que si en un futuro se pudiera contar con la producción de la desaladora de Escombreras en Cartagena, (propiedad de ACS y del Gobierno regional), la capacidad de la nueva planta propuesta se podría ver reducida en una cantidad similar a la que contribuyera la instalación cartagenera. Pero tanto el estudio como los regantes, en muchas ocasiones, han insistido en que la principal limitación de esta alternativa es su alto consumo energético (que incrementa el precio del agua) y a la necesidad de disponer de otro tipo de agua con los que mezclar la desalinizada.

«El alto contenido de boro, la baja mineralización de este recurso y su alto coste impide que pueda ser considerado como la alternativa a los trasvases», ha comentado en varias ocasiones el presidente del Sindicato Central (Scrats), Lucas Jiménez.

De hecho, se calcula que un precio asequible rondaría los 20-25 céntimos/m3. Ahora, y gracias a la subvención el Ministerio por la sequía, los agricultores la pagan a 30 céntimos. Su coste real puede duplicarse e incluso rondar el euro/m3, inviable para la agricultura.