Los regantes saben lo que quieren: agua suficiente (venga de donde venga), a un precio asequible y de calidad. Ni más ni menos que lo que tienen sus competidores en otras regiones españolas. El cómo lo debe decidir el Estado. Ese es el mensaje de Lucas Jiménez, presidente del Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura (Scrats), lanzado durante su comparecencia de ayer ante la Comisión del Agua de la Asamblea Regional.

El representante de los regantes presentó a los diputados regionales (como antes lo hizo al Ministerio de Agricultura) el estudio que realizó para ellos una consultoría, y en el que se plantean soluciones a corto, medio y largo plazo para acabar con el déficit estructural de la cuenca del Segura. «Este estudio es muy serio y asumible económicamente, en el que se han barajado escenarios de cambio climático», explicó Jiménez, quien puntualizó que ellos no dicen cuál es la opción, de las planteadas, más adecuada: «La que sea más factible, económica y rentable para toda la sociedad levantina».

Entre las soluciones a corto y medio plazo figura el uso del agua desalada, con una producción al cien por cien de las plantas construidas y que aporten recursos los 365 días del año para reducir los costes energéticos. Y que tenga precios asequibles.

En este punto, Jiménez reclamó que la gestión de las aguas desaladas estuviera en manos del Scrats a través de una concesión administrativa. Esto permitiría agilizar su distribución. «El agua llegaría a las comunidades de regantes cuando la necesiten», dijo.

También el seguir avanzando en el uso de las aguas residuales depuradas para la agricultura, aunque en este punto «ya se han hecho los deberes muy bien», puesto que se está reutilizando el 98 por ciento de estos recursos (frente al 1%, por ejemplo, en la cuenca del Ebro).

Entre las soluciones a largo plazo aparecen nuevas infraestructuras de conexión entre cuencas: trasvases desde el Tajo o Duero medio y desde el Ebro, para reabastecer a la cabecera del Tajo, desde la cual parten los envíos a la cuenca del Segura.

«Ya sea mediante la desalación o con nuevos trasvases, lo cierto es que se debe ya dar una solución al problema de la cuenca del Segura», subrayó, indicando que este año la campaña agrícola veraniega se ha salvado gracias, «una vez más, a la climatología».

El ATS, «pieza intocable»

Si algo ha quedado claro de su comparecencia ante la Comisión, dijo Lucas Jiménez, es el apoyo sin fisuras de todos los partidos políticos al Trasvase Tajo-Segura. «Hay acuerdo en que es una pieza intocable, que sólo se puede cambiar para mejorarla», apuntó el presidente del Scrats, quien añadió que esta infraestructura ha sido «la espoleta» de lo que esta Región es hoy día. «Si el Trasvase fuera a peor, irían a peor también las opciones de futuro de la sociedad murciana», puntulizó.

Por eso pidió a sus señorías que dejen atrás «los dogmas» y buscar soluciones porque sin el acueducto «estamos al borde del precipicio, no sólo los regantes sino también el abastecimiento».

La opinión de los partidos

Por parte de los partidos, la diputada de Podemos, María Giménez, señaló que los regantes «ya comienzan a comprender que la desalación es prioritaria dado el gran volumen de agua que se puede conseguir».

Desde el PSOE, Jesús Navarro coincidió con Jiménez en la existencia de un «mix de soluciones» al déficit hídrico. El portavoz de Ciudadanos, Miguel Sánchez, destacó la importancia de la producción agrícola en la Región, defendiendo la legalidad y el Memorándum. «El agua desalada nos parece bien, pero debe ser un complemento»,dijo.

El representante popular, Jesús Cano, por último, aseguró que las demandas de los regantes coinciden con los postulados del PP.