Había pleno de control al Gobierno en la Asamblea Regional, por la mañana y por la tarde, así que para allá dirigí mis pasos y me presenté temprano. Cuando llegué, solo dos diputados ocupaban sus escaños, ambos pertenecientes al Partido Popular, y jugaban con sus micrófonos diciendo cosas del fútbol y bromas entre ellos, todo muy divertido, así que pensé si no habría hecho el tonto yendo allí para contarles a ustedes estas cosas, es decir, que no me dio muy buena impresión el panorama.

Poco después, comenzó a llegar gente y se puso en marcha el pleno hábilmente comandado por la presidenta Rosa Peñalver. En el banco del Gobierno, dos consejeros, el de Sanidad y el de Agricultura, más solos que la una, respondiendo preguntas de la oposición. Por cierto, qué impresión da ver al exconsejero Francisco Jódar, sentado otra vez en los asientos de diputado raso, después de un tiempo ocupando los bancos del Gobierno. A ver si le dan salida hacia Madrid pronto, hombre, que debe ser duro estar de vuelta en su viejo escaño, después del cese, digo yo.

Y se dio el pistoletazo de salida para hacer preguntas y dar respuestas. La primera en actuar fue Ana Ruíz Puerta -la diputada que entró en la Asamblea cuando cesó Pedro Antonio Sánchez- que se estrenaba como portavoz y que tiene una vocecica muy suave. Ustedes no pueden imaginarse qué letargo nos entró a todos. Parecía como si los que asistíamos hubiéramos estado de juerga hasta las tantas la noche anterior. Pero es que los sucesivos preguntantes y respondientes resultaron igual de aburridos. Sus propios compañeros no paraban de darle al móvil, a la tablet y hasta a algún ordenador con la pantalla de medio metro. A un diputado que pillé por el pasillo le pregunté qué mortandad era esta y me dijo que es que el ambiente está ya de elecciones y la gente no tiene mucho interés en nada que no sean las listas. En el salón estaban unos enfermos que habían venido porque se iba a ver algo que les afectaba, la atención sanitaria domiciliaria, así que espero que, a pesar de este declive de las ganas, se atiendan sus problemas.

Y así acabó la mañana, pero, oiga, llegó la tarde, y la cosa cambió completamente. De pronto, se llenó la zona de público del salón de actos con alumnos de Periodismo, y, sobre todo, con mucho militante y mucha militanta del PP abiertamente comandados por el delegado del Gobierno, Francisco Bernabé, que había venido allí a pasar la tarde. En los escaños, fotógrafos a montón hacían su trabajo como en las grandes fechas. Y es que allí estaba el nuevo Gobierno regional en pleno con su presidente al frente. Todo el mundo dándole la mano y la enhorabuena a los elegidos para la gloria de ser consejera o consejero, aunque he de señalar que el más fotografiado era sin duda Fernando de la Cierva, que yo, al verlo, por poco me da un repente porque tuve un deja vu de esos. Que me creía que me había ido hacia atrás en el tiempo. Qué mal, oiga, qué mal.

Y comenzaron las preguntas, esta vez hechas por los líderes de los partidos al señor presidente. Y, madre mía de mi alma cómo se lanzó al ruedo el portavoz de Ciudadanos, Miguel Sánchez. Si ese es el que sostiene al Gobierno, ¿quiénes son sus enemigos? Le dijo a López Miras de todo: que si el gobierno es peor que el anterior, que lo había hecho para contentar a su partido y que aquello era un desastre, que si habían echado a los buenos para poner a los malos (llamó a Francisco Jódar 'el breve', que ya es crueldad), que si la de Turismo no tiene currículo ni tiene de nada, que el de Hacienda es un ser oscuro y el que había era mejor que él cuarenta veces. La virgen santísima cómo se puso.

El presidente López Miras le respondió llamándolo «podemita», «faltón», «irrespetuoso» y otras cosas, y le dijo que no le permitía que hablase mal de su gobierno. Estuvo tajante el jefe, y, cuando acabó se llevó una ovación del público, la primera de la tarde, a la que siguieron muchas más, siendo quizás la más fervorosa la de la nueva consejera de Cultura y Turismo, Miriam Guardiola, que a la vez que aplaudía, musitaba mirándolo a los ojos, «¡muy bien!, ¡muy bien!»

A continuación actuó Óscar Urralburu, de Podemos, con el tema del empleo, la precariedad, los sueldos de pena, etc. Estuvo en su línea señalando el paisaje terrible que ofrece Murcia en este apartado. López Miras le habló de lo que Urralburu gana al mes, y, aunque no dijo lo que ganaba él, trató de resaltar los pequeños avances conseguidos desde la crisis, consiguiendo más aplausos todavía.

Con el PSOE se habló de agua. Joaquín López Pagán, el portavoz, trató de curarse en salud citando él antes de que se lo afearan la metida de pata total de su líder, Pedro Sánchez, cuando dijo, en Albacete, hace unos días, que había que acabar con los trasvases del Tajo al Segura. Todo lo que trató de explicar este portavoz estuvo bien, pidiendo consenso para elaborar y firmar el Pacto Regional del Agua, pero esa circunstancia lo ponía en evidencia, y él lo sabía. Cuando después el portavoz del PP, Víctor Martínez, le tocó hablar aprovechó la cosa para dramatizar aún más repitiendo una por una las palabras del líder de PSOE y repartiendo estopa. O sea, que, de pacto, nada de nada.