Ya hace un año de su prematura muerte pero Murcia no olvida a Lucía, la adolescente de 13 años de Aljucer que se suicidó tras sufrir durante años el acoso de sus compañeros. Es la prueba más trágica de los impactos del ´bullying´, el acoso escolar, que ahora se presenta también a través de Internet. Es por ello que cada vez surgen más iniciativas para luchar contra esta terrible lacra, como el libro Todos contra el bullying, de Antonio Casado junto a María Zabay. Casado fue el abogado de la familia de Lucía tras su suicido, y con la publicación de este libro busca poder ayudar a todos aquellos que se encuentren en la misma situación que ella.

¿Cómo surgió la idea de escribir este libro?

Lo concebí cuando me convertí en el abogado de la familia de Lucía. Al estudiar tantos casos y tanta documentación pensé que había un vacío muy grande en este asunto y que un libro de autoayuda para niños y padres ayudaría a resolverlo. La gente no sabe si acudir a la fiscalía, a la Policía Nacional y en el libro intentamos orientarlos un poco en ese sentido.

Murcia es la comunidad autónoma con más casos de bullying. ¿Tiene alguna idea de por qué?

No está claro, hay diversos motivos. Murcia también está a la cabeza en absentismo escolar y analfabetismo, y eso puede que influya algo. Es como la violencia de género: ocurre en todas las comunidades y es muy difícil saber por qué en unas pasa más y en otras menos.

¿Cree que Internet y las redes sociales han agravado el acoso?

Definitivamente. Antes, el acoso se acababa tras seis horas, en cuanto salían de clase. Ahora el acoso es veinticuatro horas, no nos referimos sólo al colegio o al instituto. El acoso es una situación particular del acosador que le lleva a comportarse así y a atosigar a la víctima en persona y a través de las redes sociales.

¿Cuál es el método más común de acoso?

La burla entre los compañeros, sobre todo a través de Internet. Cuando uno o dos empiezan a burlarse de otro es muy fácil que si los demás les ven en las redes sociales les sigan el juego.

¿Existe un perfil de víctima?

Los acosadores siempre van a por el diferente, a por el débil, a por aquel que tiene algo que le haga destacar y que puede que les hace sentir envidia. Pueden atacar tanto a niños con cicatrices, parálisis, discapacidades, etc. Su objetivo siempre es encontrar un punto débil y parodiarlo para que los demás se rían también de la víctima. También suelen ir a por aquellos que son más tímidos, más depresivos, tristes y que tienen menos amigos porque así es menos probable que alguien les defienda. Además, es más común que las niñas sean víctimas y no acosadores porque son más débiles físicamente, pero también es más frecuente que las niñas pidan ayuda mientras que los niños responden a la violencia con violencia. No obstante, que un niño tenga diferencias no quiere decir que vaya a ser acosado. Muchos niños discapacitados o con características especiales están perfectamente integrados y no tienen problemas. Por ejemplo, el Langui no fue acosado a pesar de tener parálisis cerebral porque estaba muy integrado en su clase y tenía amigos que le defendían.

¿Y un perfil de acosador?

Es difícil acotar un perfil concreto de niño acosador. Suelen ser jóvenes problemáticos, con inseguridades que intentan ocultar atacando a otros, pero también existen niños que tienen rasgos sociópatas que se regodean en el dolor de los demás. Maltratar a otros les hace sentirse poderosos y, cuando se les acusa, no sólo no se sienten culpables, sino que disfrutan y, en un colmo de maldad, tergiversan lo ocurrido para hacerse pasar por víctimas. Lo resume muy bien Enrique Pérez, presidente de la Asociación Española para la Prevención del Acoso Escolar: «Son niños que no respetan las normas, que presentan ausencia de límites y carecen de empatía. Y, sobre todo, ven que el acoso les genera un rédito: se sienten impunes ejerciéndolo y les dota de poder y reconocimiento entre sus iguales, por lo que es un acicate para que esa actuación se convierta en un hábito». Estos chicos buscan el aplauso ajeno. Para superarse a sí mismos tienden a intentar convertirse en los líderes y a ser iracundos, manipuladores, nada solidarios con sus víctimas y llegan a oponerse a la autoridad de los padres y profesores. Ocultan su falta de autoestima mostrándose altivos y maltratando a los demás.

¿Cuáles son las claves para acabar con el acoso escolar?

Hay muchas de ellas, y están todas desarrolladas en el libro, pero voy a destacar tres. Una es poner mucha atención en los acosadores, siendo por consiguiente una de las claves prestar atención a los niños que son más crueles con otros y que buscan un protagonismo o que son más conflictivos. Otra es motivar al niño acosado. Hacerle sentir lo mucho que vale. Ponerle ejemplos de otros niños que han pasado por situaciones como la suya y que hoy son estrellas. Que pueden llegar a triunfar a pesar de todo. Y la última hablar con el colegio y activar los protocolos necesarios, en paralelo, al tiempo que se motiva al niño. Apuntarle a actividades extraescolares que le diviertan y le hagan encontrar amigos que le aprecien ayuda mucho.

¿Cómo deben actuar niños y padres para evitar ser meros espectadores?

Con muchas cosas. Me encantaría poder dar una única píldora mágica, si bien el bullying es tan serio que requiere de muchos actos para conseguir erradicarlo. Desde luego para no ser meros espectadores lo primero es concienciar tanto a los adultos como a los niños de la gravedad. Un ejemplo de cómo deben actuar los niños es el método KiVa que se implementó en Finlandia con el cual se reducen drásticamente los casos de acoso escolar. De tal modo que cuando un niño se mete con su víctima, los ´otros´ se ponen del lado del débil y no del lado del acosador. Aún no está muy extendido en España pero en Finlandia está demostrado que acabó con el acoso escolar en el 80% de centros escolares.

¿Qué consejos daría a los padres e hijos que están en esta difícil situación?

No uno, sino muchos. Dedicamos gran parte del libro precisamente a dar esos consejos, para alentar a los niños y demostrarles que hay una salida a su situación, pero desde luego que hay dos cosas que un padre y un profesor como profesor pueden hacer. Una es motivar al niño haciéndole ver que él es admirable por muchas cosas, que es un niño querido, que puede ser un ejemplo para muchos otros. Y la otra es saber darle el valor suficiente para que plante cara a sus acosadores. Enfrentarse al agresor significa que no se le tiene miedo y que no le va a permitir que le falte al respeto. Curiosamente, está científicamente probado que cuando una persona planta cara a otra, casi en la totalidad o en un porcentaje altísimo de los casos el agresor para su comportamiento, dejándolo de agredir. Una vez que la víctima demuestra que no es tan débil el acosador es demasiado cobarde como para continuar metiéndose con él.

¿Cómo se debería concienciar a la sociedad de que el bullying no son sólo cosas de niños?

El caso más significativo de que el acoso escolar no va en broma, de que tiene consecuencias gravísimas hasta el punto que los menores pueden llegar a quitarse la vida, es el caso de Lucía. Además va más allá de la infancia, y provoca diversos efectos en los menores hasta su vida adulta como timidez, traumas, depresiones, ansiedad, lesiones, etc. Si no se le pone remedio, es muy posible que cuando sea mayor vuelque su frustración en los demás.

Unidos contra esta lacra social

María Zabay es licenciada en Derecho pero actualmente trabaja como escritora y presentadora de programas de televisión en cadenas como Intereconomía y TVE. Antigua directora de Comunicación del Ministerio de Industria, Energía y Turismo, ha escrito cinco novelas y tres libros sobre gestión. Ha colaborado en este libro como antigua víctima de bullying y para ayudar a los niños a «superar su timidez, para salir de ese pozo y ser lo que de verdad quieren ser».

Antonio Casado es abogado penalista y economista, y está especializado en casos de acoso escolar. Dirige desde 2012 el bufete de abogados Casado Mena y además es colaborador habitual de LA OPINIÓN. Su objetivo es ayudar a padres y educadores a evitar el caso y «evitar que la muerte de Lucía haya sido en vano».