Juan Pedro Martínez Gómez tenía diez años cuando el 25 de julio de 1986 se montó en un camión cisterna con sus padres para ir a Bilbao, en un viaje de trabajo que tenía que realizar su padre. El vehículo sufrio un accidente de tráfico en Somosierra (Madrid), en el que perdieron la vida sus progenitores. Pero su cuerpo nunca lo encontraron, dando lugar a uno de los casos más misteriosos de desapariciones de la historia de este país. La fotografía en la que se le veía vestido de Primera Comunión dio la vuelta al mundo, pero nunca nadie ha vuelto a saber de Juan Pedro, que hoy tendrá 42 años si es que sigue vivo.

Es uno de los muchos casos que hay en la Región de personas desparecidas, como el del cartagenero Francisco Javier Huelamo Torre, que lleva en paradero desconocido desde el 12 de mayo de 1987. O Miguel Ángel Muñoz Pedreño, del que nadie sabe nada desde el 28 de marzo de 1995.

Además, en la Región, concretamente en Caravaca de la Cruz, se encuentra desde hace once años la sede principal de una de las principales asociaciones de ayuda a las familias de personas desaparecidas, SOS Desaparecidos, cuyo coordinador general es Francisco Jiménez. Ellos se encargan de activar la alerta una vez que reciben la denuncia que los familiares han interpuesto ante las autoridades policiales. Y muchas veces tienen éxito. «El año pasado, en 2017, gracias a la difusión y a la ayuda de la gente, se localizó a 63 personas de manera directa», dice Francisco Jiménez.