Nicolás Fernández va a participar hoy en la clausura del XXXI Consejo Sindical Autonómico de ANPE Murcia. Muchos son los asuntos pendientes y propuestas a debatir en el campo de la Educación, y el presidente nacional de ANPE comenta alguno de ellos.

Pacto por la Educación. ¿Se logrará firmar?

Hace un año se creó una subcomisión en el Congreso para avanzar en este pacto y nada se ha adelantado. Yo mantengo cierto escepticismo con que pueda ver la luz y siente las bases de una nueva reforma educativa que dé estabilidad al sistema y lo aleje de los continuos vaivenes en esta legislatura. Pero ahora se hace más imprescindible, pues la última ley, la LOMCE, nació sin consenso y fue muy cuestionada tanto desde su gestación como después en su desarrollo. Incluso ha llegado a ver anulados o 'maquillados' algunos de sus apartados, como las reválidas. Por lo tanto, es imprescindible abordar una nueva reforma del sistema educativo pero desde el consenso, y máxime con la actual aritmética parlamentaria.

¿Y qué factores cree usted que se deben tener en cuenta?

Nosotros siempre hemos defendido que sea un acuerdo político, social (con implicación de la comunidad educativa, agentes sociales, etc.) y fundamentalmente tiene que ser territorial. Hay que definir de una vez cuáles son las competencias y el papel del Estado en esta materia. Si no, va a ser imposible aplicar cualquier tipo de plan de reforma. Dentro del escepticismo debemos hacer de la necesidad, virtud. Y debe tener algo que se suele olvidar: una financiación que permita ejecutarla, porque las reformas cuestan dinero.

¿Cuál cree que debe ser la vida útil de una Ley?

Las leyes educativas, como todas, con el paso del tiempo hay que modificarlas, aunque no radicalmente, sino en función de las necesidades. Pero en el maremagnum de leyes que hemos tenido en estos últimos años siempre ha faltado algo: consenso y que sirva para todos los partidos políticos.

¿Y cómo describiría nuestro modelo educativo actual?

El sistema actual tiene fortalezas pero también muchas debilidades. El modelo actual es caduco, de educación comprensiva, que no ha podido ser reforzado. Principalmente, porque la educación siempre ha estado muy ideologizada y se ha utilizado como una herramienta política y eso es un grave error.

Una de las cuestiones que el ministro Méndez de Vigo ha puesto sobre la mesa ha sido un 'Mir'para los docentes.

El problema es que las propuestas que se hacen son parceladas y sólo sirven para crear debate e incertidumbres en el sector y luego quedan en nada. La idea puede ser buena pero despejando incertidumbre. Si se pone en marcha, debe ser una herramienta habilitante, que no les hace funcionarios, pero sí les permite ejercer la docencia en la escuela pública, privada o donde quiera. Pero paralelamente tiene que elaborarse una carrera profesional que regule todo el desarrollo profesional de los docentes, una vez que accedan a la función pública, y retribuirles adecuadamente.

Entonces, ¿no lo ve muy inminente?

Si se llevara a cabo, es una opción muy de futuro. Durante los próximos cinco años se van a reclutar a más de 100.000 profesores en toda España para la función pública y se va hacer con un decreto de acceso que se aprobó el sábado pasado para reducir las altas tasas de interinidad. Y en este tiempo no hay posibilidades de introducir ningún tipo de cambio en el sistema de acceso. Así, el 'Mir' puede esperar.

La valoración del docente en la sociedad ha perdido muchos puntos.

Es una preocupación máxima entre el colectivo. Y nuestro compromiso para mejorar la convivencia escolar es total. El derecho a la educación sólo se puede ejercer en unas determinadas condiciones. Los conceptos de autoridad y valores han cambiado mucho, tanto en la escuela como en la familia. Y es fundamental que desde la escuela formemos a los alumnos en valores que fomenten el respeto, la responsabilidad... para que salgan a la sociedad 'rearmados' de respeto al que sabe, al que tiene una preparación... Y la implicación de las familias es vital para mejorar la convivencia.