Estados Unidos tiene una larga tradición de tiroteos en centros educativos. En los dos meses que han transcurrido de 2018 ya se han producido dos incidentes de este tipo. Uno, el 23 de enero en la Escuela Secundaria del Condado de Marshall en Benton, en Kentucky, con dos muertos y 19 heridos, y otro el pasado día de san Valentín, 14 de febrero, cuando Nikolas Cruz, un antiguo estudiante, perpetró una masacre en la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas High School de Parkland (Florida) dejando al menos 18 muertos y cerca de 12 heridos. Sucesos que ponen los pelos de punta en un país donde muchos, sobre todo en el sur, ven la tenencia de armas de fuego como un derecho fundamental.

Marta Rodríguez Martínez es una murciana que conoce muy bien el sistema educativo estadounidense, pues desde julio de 2016 trabaja como profesora de primer grado de español en un colegio público del estado de Colorado. Y asegura que los recientes tiroteos no afectan tanto a la vida cotidiana de los centros educativos como se podría pensar. «El colegio hace muchos tipos de prácticas como simulacros para que el alumnado sepa reaccionar ante este tipo de situaciones. Hay mucha seguridad en todas las escuelas de EE UU y todas las personas que están trabajando en la escuela o vienen como visitantes llevamos una tarjeta de identificación», señala Marta Rodríguez, quien destaca la misión fundamental que deben realizar los docentes ante situaciones de este tipo. «Debemos tranquilizar a nuestros alumnos y alumnas explicándoles que están seguros en nuestra escuela y que nosotros estamos allí para ayudarles». Afirma que, al menos en el centro en el que ella enseña, no hay pánico entre las familias y los alumnos. «Confían mucho en la seguridad de las escuelas y en los parámetros de vigilancia que se utilizan».

Sobre lo que sí reflexiona la profesora murciana Marta Rodríguez es sobre la forma de acabar con estas barbaries. «En mi opinión, se deberían detectar desde edades muy tempranas los trastornos psicológicos de los niños y niñas para proporcionarles el apoyo necesario, solucionando así sus problemas lo antes possible y acabar con estas situaciones. Además, pienso que el acceso a las armas debe de ser muy limitado para evitar que vuelvan a pasar estas lamentables situaciones».