¿En qué consiste su labor dentro del proceso de canonización de una persona?

Mi papel es puramente médico. Hace 20 años que el entonces obispo Ildefonso Cases me lo propuso. Yo intervengo como perito médico. Estudio si el posible milagro médicamente tiene entidad para que pueda ser aportado al proceso que lleva la Iglesia encaminado a la canonización de una persona. Mi experiencia de 50 años como médico hace que tenga una cierta idea global de los casos y sepa captar si tiene entidad. No obstante, la mayoría de casos son rechazados porque desde el punto de vista médico no encajan. Como médico tienes un código deontológico que cumplir y no te lo puedes saltar, y como creyente tampoco lo puedes obviar.

Para un médico, ¿existen los milagros?

Los médicos no hablamos de milagro, sino de hechos inusuales, extraordinarios o raros en el desarrollo de un proceso vital.

¿Se ha encontrado con muchos casos de este tipo a lo largo de estos 20 años?

Como he dicho antes, la mayoría se rechazan. Sólo he intervenido en tres casos que han sido enviados a Roma. Dos de ellos atribuidos a alicantinos y un tercero en el que había involucradas personas que vivían en la provincia, por lo que me pidieron mi colaboración.

¿Por qué cuesta tanto que el Vaticano certifique un milagro?

Ten en cuenta que hace años la gente no guardaba tanta documentación sobre los casos, algo imprescindible para su estudio.

Aun así, el recorrido que sigue una causa que logra llegar hasta Roma no es sencillo.

No. Allí hay muchos profesionales médicos que estudian el tema muy a fondo. No sólo se analiza el posible milagro, también toda la documentación que se aporta sobre la vida de la persona antes de tomar una decisión. Hay que tener en cuenta que la finalidad es nombrar a una persona como ejemplo para el resto de católicos. Para eso hay que ser muy escrupuloso.

Su papel en la Causa de los Santos, ¿le genera algún tipo de conflicto con su profesión como médico?

No, de ningún tipo. Es una experiencia muy bonita, sobre todo porque te das cuenta de la rigurosidad con la que se lleva este tema. La gente tiende a revestirlo de misterio y

trampa y realmente no es así.

Una de las causas en las que usted ha intervenido es en la de Pedro Herrero, ¿cómo está actualmente el proceso?

Sí, empecé con la causa en el año 2000 y estuve dos años para poder completar el informe sobre el posible milagro. Fue muy laborioso, porque entonces estaba aún trabajando en el hospital. Cuando falleció Pedro Herrero, en el funeral, el obispo Barrachina anunció ya que iba a iniciar el proceso para su canonización. Todos nos alegramos, porque era una persona muy querida.

¿Es la causa que más avanzada está y por tanto podría ser el primer santo alicantino?

Sí, es la causa que está más avanzada, ya que en febrero fue nombrado como venerable. Aun así, para pasar de venerable a beato hace falta acreditar un milagro y de beato a santo es necesario un segundo milagro.

¿Qué dicen sus colegas médicos cuando usted les pide ayuda ante un caso inusual?

Al principio te ponen cara rara, pero después todos están encantados de colaborar y ayudarte en lo que puedan.