El economista de BBVA Research Pep Ruiz de Aguirre considera que regiones como Murcia no pueden aspirar a recibir inversiones de empresas extranjeras que después de haberse planteado instalarse en Cataluña hayan descartado esta posibilidad a causa de la incertidumbre política. A su juicio, cabe la posibilidad de que alguna inversión que iba a Cataluña se oriente hacia otras comunidades, pero ve más probable que, ante las dudas sobre el futuro, ninguna otra región pueda beneficiarse. «También corremos el riesgo de que inversiones que iban a situarse a Cataluña se vayan a otros países. Va a ser difícil que eso se pueda captar desde otras comunidades autónomas».

Por otra parte, su previsión respecto al impacto que puede tener

en el futuro el desplazamiento de la sede social de las empresas que se están marchando es que tarde o temprano podría suponer también el traslado de la actividad productiva.

«Si la actividad de las empresas trasladadas se queda en Cataluña, la incidencia en las comunidades receptoras posiblemente no será tan apreciable, pero a medio plazo podría suponer el traslado de algún centro productivo y la toma de decisiones».

Ruiz de Aguirre admite que sacar la sede empresarial fuera de Cataluña no es bueno para esta comunidad y que, en la medida en que se traslade la actividad, se beneficiarían las comunidades receptoras, pero alerta de que a la larga nadie sale beneficiado de una situación de inestabilidad.