Sin quererlo ni beberlo se convirtió en el principal foco de atención de la boda, a pesar de que no se trataba de la suya. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, acudía a Murcia para asistir al enlace del hijo de su amigo Francisco Riquelme, un vecino de Abanilla y la persona que lo sustituyó en el Registro de la Propiedad de Santa Pola (Alicante).

El acto privado se celebraba en la Iglesia de San Nicolás, donde Rajoy llegaba poco antes de las doce del mediodía acompañado de su mujer, Elvira Fernández, y del viento y frío que hacía en la ciudad.

Con un protocolo de seguridad discreto y poca gente en la plaza, el presidente entraba de los primeros al templo tras saludar a los familiares y amigos de los novios que estaban en la puerta.

La iglesia, que estaba abarrotada, tenía al presidente del Gobierno español como principal protagonista junto a Fran y Blanca, la pareja que iba a contraer matrimonio. A la celebración también asistían otros conocidos murcianos, como Antonio Sevilla (presidente de la Autoridad Portuaria de Cartagena) o Fernando de la Cierva (exconsejero del Gobierno regional).

El presidente se situaba en el segundo banco del lado derecho de la iglesia junto a su mujer, quienes compartieron impresiones en el momento de dar la paz durante la celebración, aunque, como detalle curioso, ninguno de los dos comulgó.

Una vez acabada la celebración, Rajoy, que firmaba como uno de los testigos de la boda por parte del novio, conversaba distendidamente con los invitados y se hacía fotos con todo aquel que se lo pedía.

Tras la firma, eran numerosas personas las que rodeaban al máximo representante del Ejecutivo nacional para hablar con él: desde excompañeros cuando trabajaba como registrador de la Propiedad en Santa Pola hasta el propio sacerdote de la celebración, que tampoco dudó en interrumpir a Rajoy para tener su foto junto a él.

En conversación con esta Redacción, Mariano Rajoy señalaba que estaba pasando un fin de semana «estupendo» en la Región, ya que el viernes eran los vecinos de Cartagena los que se sorprendían al verlo cenando con el presidente regional, Fernando López Miras, en la terraza de un restaurante. En la mañana de ayer sábado el presidente y López Miras aprovecharon para pasear por el Monte de las Cenizas.

Al salir de la iglesia, el presidente acaparaba todos los focos de atención: los camareros de bares cercanos y los vecinos de la calle dejaban lo que estaban haciendo para ver de cerca a Rajoy.