Los bingos que hace la comisión de fiestas de la pedanía murciana de La Ñora han puesto sobre el tapete el auge que se vive en la Región de este tipo de juegos, que se realizan para obtener dinero de cara a la financiación de actividades lúdicas y culturales. Tanto es así, que la Agencia Tributaria de la Comunidad Autónoma ha detectado un incremento en las solicitudes de distintas organizaciones, que piden autorización para realizarlos.

En la pedanía de La Ñora se realizan bingos varios días a la semana y la polémica ha saltado después de que el vocal de festejos de la junta de la localidad publicara una foto en una red social rodeado de billetes, que el grupo socialista y otras fuentes vincularon a la recaudación de esos juegos, que él gestiona como miembro de la comisión de fiestas de su pueblo.

Este boom en bingos y rifas detectado está protagonizado por comisiones de fiestas, cofradías, asociaciones de la tercera edad, clubes deportivos y hasta asociaciones de padres de alumnos de colegios e institutos, que ven en estos juegos una manera de lograr dinero con el que sufragar gastos de fiestas patronales, procesiones, entrenamientos y viajes de estudios, entre otras actividades.

Los responsables de distintas juntas municipales, vinculadas al Ayuntamiento de Murcia, explicaron que en los pueblos y en los barrios es habitual celebrar bingos y rifas varios días a lo largo de la semana, en los que se pide una pequeña cantidad de dinero a cada participante (el cartón más caro se puede pagar a un euro), que le da derecho a optar a uno de los premios que se exhiben. Normalmente, el objeto que se pone ´a la venta´ sirve para ampliar la despensa de los jugadores. Es decir, se suelen sortear lotes de comida, aunque en algunos casos el premio puede ser equipación deportiva y hasta viajes. Fuentes de las juntas, también explicaron que los clubes de la tercera edad tuvieron hace años (en el mandato anterior) un problema con la Comunidad Autónoma a raíz de una denuncia que se interpuso por parte de miembros de una junta directiva, lo que llevó a la entonces dirección general de Tributos (reconvertida ahora en Agencia Tributaria Regional) a llegar a un acuerdo para concederles la pertinente autorización para llevar a cabo los bingos.

Un portavoz de la Agencia Tributaria de la Región, que dirige Isaac Sanz Brocal, explicó a esta Redacción que la ley autonómica que regula las actividades de juego establece que bingos y rifas benéficas de entidades sin ánimo de lucro, como es el caso de comisiones de fiestas, cofradías, clubes deportivos y AMPA, entre otras asociaciones, deben pedir autorización a la Administración, pero están exentos de pagar la tasa correspondiente, lo que supone una excepción en la norma. La misma fuente añadió que se ha incrementado en los últimos tiempos la petición de autorizaciones para realizar estos juegos.

Puntualizó que organizaciones que realizan las timbas sin el preceptivo permiso pueden ser sancionadas. De hecho, indicó, existen los denominados ´agentes del jueg0´, del Servicio de Tributos que actúan en caso de denuncia o de tener constancia de que se están realizando estas actividades sin licencia. Cuando esto ocurre, estos funcionarios acuden al lugar donde se están llevado a cabo y, en primer lugar, hacen una tarea informativa. En esas labores, se les explica a las personas responsables que deben acudir a la Administración regional y pedir una autorización detallando el lugar y el tipo de bingo o rifa que se va a poner en marcha. En caso de que este ´consejo´ no sea atendido, se podría aplicar la sanción correspondiente.

En la solicitud de autorización de esos juegos se debe aportar a la Agencia Tributaria de la Región datos sobre la organización que quiere realizar la actividad o su representante; documentación justificativa de la propiedad y la disponibilidad del premio o premios ofrecidos y las bases de las rifas, entre otras aspectos.

Por su parte, fuentes de la Agencia Tributaria del Ministerio de Hacienda precisaron que este tipo de juegos no son una prioridad en la agenda del departamento estatal debido a que se trata de actividades que no generan grandes cantidades de recaudación y que se realizan en sitios improvisados para tal fin y no en locales acondicionados y declarados para esos juegos.

«Arrojan poco dinero y no se conoce dónde se celebran», indicaron las mismas fuentes, que insistieron en que cuando se trata de un negocio, en el que hay detrás una empresa con el objetivo de lograr un beneficio pecuniario, las tasas que se le aplican desde la Administración regional son muy elevadas. «La idea es disuadir sobre el juego, ya que se podría llegar a la ludopatía, una enfermedad que puede llevar a arriesgar a quien la sufre su patrimonio y sus relaciones personales», apuntaron. Una afirmación nada gratuita si se tiene en cuenta la memoria presentada por Proyecto Hombre que recoge un aumento significativo de jóvenes de entre 16 y 21 años que presentan un problema patológico con el juego. Asimismo alertaba de que en unos años llegarán muchos casos de jóvenes con ludopatía y que incluso la edad podría bajar.