La Región ha vivido esta última semana la cara y la cruz en lo que a la protección de animales se refiere. Por un lado, ha entrado en vigor en España el convenio europeo de protección, que prohíbe las amputaciones de colas, orejas y otros miembros a los animales.

Por otro lado, se conoció el caso del salvajismo de una familia que tenía enterrados en Mula nueve cachorros de perro labrador, de los que siete murieron. Fulgencio Fernández Buendía es el presidente del Colegio Oficial de Veterinarios de la Región de Murcia y reivindica el papel de estos profesionales en la lucha contra el maltrato animal.

Esta semana entró en vigor el Convenio Europeo sobre Protección de Animales de Compañía, que prohíbe entre otras cosas cortar el rabo o las orejas a los animales. ¿Qué está cambiando para que nos concienciemos más?

Este Convenio se firmó en Estrasburgo el 13 de noviembre de 1987 y entró en vigor de forma general el 1 de mayo de 1992, menos en España ya que no lo ratificó hasta el día 9 de octubre de 2015, entrando en vigor en nuestro país el pasado 1 de febrero. Deberíamos estar contentos, pero llega 17 años tarde, durante los cuales el Estado español no solo no lo ratificó, sino que se abstuvo de legislar al respecto, teniendo que ser comunidades autónomas y ayuntamientos los que actualizaran sus normas en materia de tenencia, defensa y protección de animales de compañía, la mayoría modernizando los preceptos reflejados en dicho convenio y dejándolo obsoleto, pero quedando huérfanos de estas disposiciones aquellas administraciones territoriales competentes que no se modernizaron.

Pero bueno, bienvenido sea para unificar criterios. En lo referido a las amputaciones, el convenio dice que «se prohibirán las intervenciones quirúrgicas cuyo objeto sea modificar la apariencia de un animal de compañía o conseguir otros fines no curativos y, en particular, el corte de la cola, el corte de las orejas, la sección de las cuerdas vocales, la extirpación de uñas y dientes», con la excepción de si un veterinario considera necesarias las intervenciones no curativas, bien por razones de medicina veterinaria, o bien en beneficio de un animal determinado. Estas prohibiciones ya las contemplaba también la reciente Ley 6/2017, de 8 de noviembre, de protección y defensa de los animales de compañía de la Región de Murcia, declarándola como infracción muy grave sancionable entre 6.001 a 30.000 euros.

¿Qué le parece la ley regional?

Una ley tiene que ser concisa y breve. Luego están los reglamentos que la desarrollan. A mi juicio, se ha hecho una ley en la Región de Murcia con demasiado contenido, que desciende mucho en temas que no debiera de descender, porque para eso están los decretos y reglamentos. Pero bueno, es una ley completa y con el tiempo se tendrá que seguir mejorando. Se han metido excepcionalmente la prohibición de los circos con animales silvestres y el tiro a pichón, que no son animales de compañía.

¿Qué opina de estas últimas prohibiciones?

La profesión veterinaria europea, y por tanto la española y la murciana, se posicionó en que no hubiera animales salvajes en los circos. Leones, tigres... Porque traen unas patologías, diferentes a la de los animales domésticos, que son muy difíciles de cuidar. Se entendió que deberían eliminarlos, por su peligrosidad. Con los animales domésticos, las mascotas, no ponemos inconvenientes, porque luego te encuentras a cualquier adiestrador de perros que te hace exhibiciones que te puedes encontrar en un circo.

¿Llegarán esas prohibiciones algún día a la tauromaquia?

La cría del toro de lidia cumple con todos los requisitos exigidos por la legislación vigente. Es en régimen extensivo, pastando libremente en la dehesa, donde el animal goza de una protección y bienestar envidiable, beneficiando al ecosistema. En cuanto a los espectáculos taurinos, estos están reguladas por normativas estatales y autonómicas, y cuentan con un valor cultural añadido que está arraigado socialmente. Hay corrientes que consideran la existencia de crueldad. Los aficionados y los detractores deben de respetar los distintos posicionamientos, aunque sean contrarios. El tiempo dirá. Será la evolución de los valores éticos y culturales la que, junto a la labor de los medios de comunicación, haga que la sociedad presione al legislador y la balanza se venza hacia un lado u otro, o se mantenga en equilibrio.

Pese a que se avanza en leyes, todavía hoy salvajismo, como el caso que salió esta semana de la familia había enterrado vivos a nueve cachorros de labrador. ¿Qué hacer ante estas situaciones?

Es un caso claro de maltrato animal con muerte, que pone de manifiesto la crueldad humana. Esa acción está tipificada como delito en el Código Penal con pena de cárcel. Esta conducta no tiene justificación alguna, ni por ignorancia o desconocimiento de la ley. Es un problema de ausencia de valores morales, a los que hay que responder con educación y persecución.

¿Qué papel juegan los veterinarios para erradicar el maltrato animal?

En la actualidad, en la lucha contra el maltrato animal, es imprescindible la participación y el concurso del veterinario, como único especialista capaz de identificar y diagnosticar adecuadamente las distintas formas de presentación del maltrato animal, así como de atender las terribles consecuencias que se derivan en los animales afectados por estas formas de actuación. Piense que las lesiones presentadas por los animales pueden ser accidentales o no accidentales, que a su vez pueden ser por acción u omisión, encontrándonos cuatro tipos de maltrato: físico, psicológico, negligente y por abuso sexual. Y también tenemos que tener en cuenta su naturaleza, los indicadores y la intensidad. Hechos que corroboran la competencia única que tiene el veterinario para la identificación y diagnóstico del maltrato animal. Pero no solo nos quedamos ahí, podemos asesorar y formar a nuestra sociedad en la lucha contra el maltrato a través de la colaboración a distintos niveles con las instituciones implicadas. Todo lo expuesto nos hace entender la sensibilidad que por el maltrato animal tiene la profesión veterinaria con la sociedad, y concretamente el Colegio Oficial de Veterinarios de Murcia, que se ha comprometido a formar y facultar a los primeros cuarenta peritos en maltrato animal y a establecer el primer protocolo de identificación y diagnóstico del mismo, así como a colaborar con los distintos estamentos competentes en la materia. Fruto de este compromiso es la creación del Observatorio frente al Maltrato Animal que próximamente presentaremos en sociedad.

¿Cuál es el estado de la profesión veterinaria en la Región de Murcia?

Actualmente contamos con 980 colegiados. Alrededor de 200 veterinarios que trabajan en Producción Animal, es decir, que cuidan de la salud de los animales de renta: vacas, ovejas, cabras, abejas, conejos, aves... Tenemos también unas 250 establecimientos clínicos veterinarios, donde trabajan aproximadamente unos 350 veterinarios en el ejercicio clínico. La verdad es que, para la atención de animales de compañía, hay demasiados establecimientos clínicos y demasiados profesionales. Es un ejercicio que gusta mucho a los que se matriculan en la Facultad de Veterinaria. Y está bien, porque están prestigiando la profesión, pero tantos profesionales trabajando para 180.000 perros que hay en la Región, y no todos acuden al veterinario, hace que todas las inversiones en tecnología y formación que hacen los veterinarios no se retornen. Quienes trabajan en Producción Animal tienen una labor fundamental y una responsabilidad muy grande, porque esas producciones van a la cadena alimentaria. Por lo tanto, tienen que preservar los periodos de espera, hacer buenos diagnósticos y los tratamientos adecuados, procurando que se guarden los periodos de espera para que esos antibióticos no vayan a la cadena alimentaria, y contribuir así al problema de la resistencia antimicrobiana, que tanto preocupa a la salud mundial.

¿Qué problemas se encuentran los profesionales?

Tenemos muchas demandas. Una es reivindicar nuestro papel en la erradicación del maltrato animal, como le he comentado antes. Otra, que se considere a los establecimientos clínicos como sanitarios, porque así lo dice la Ley de Animales de Compañía de la Región. Una normativa del Ministerio dice que solo considera sanitarios a aquellos centros que traten a personas, pero se olvidan de que los animales transmiten enfermedades que afectan a las personas. No vamos a ganar más dinero por ser establecimientos sanitarios, pero es un derecho que tenemos. Por otra parte, el IVA de los veterinarios está al 21%. No se cobra al propietario de la mascota, pero el profesional tiene que pagarlo. Nosotros somos una profesión sanitaria y demandamos que se nos trate como tal. Los médicos y los dentistas no tienen IVA. Pedimos, por tanto, si no IVA cero, sí un IVA reducido.