El crecimiento del empleo que se está produciendo en la Región no siempre va acompañado de una mejora en la estabilidad laboral, a pesar de que en el año 2017 las empresas de la Región han hecho 68.000 contratos fijos. El secretario general de CC OO, Santiago Navarro, asegura que uno de cada tres asalariados que consiguieron el pasado año un contrato indefinido eran en realidad trabajadores fijos discontinuos. Esto supone que su empresa no está obligada a darles trabajo, salvo en los periodos de campaña, y que, por lo tanto, pasan parte del año en el paro. Si a los contratos fijos discontinuos se les suman los de jornada parcial, solo el 39% de los indefinidos son a tiempo completo. La figura de los fijos discontinuos ha experimentado un repunte del 11% entre 2016 y 2017, mientras que los contratos totales crecían un 10% y alcanzaban el millón, en su gran mayoría temporales.

Según los datos del Ministerio de Empleo recogidos por el secretario general de CC OO, las empresas de la Región firmaron entre enero y noviembre del pasado año cerca de 26.000 contratos a trabajadores fijos discontinuos. Esto supone que el 38% de la contratación indefinida del pasado año no implica que el trabajador tenga asegurado el empleo a partir de ese momento, sino que queda a la espera de que su empresa lo necesite.

El contrato fijo discontinuo ha sido tradicionalmente una figura muy utilizada en las empresas del campo y del sector agroalimentario, cuya actividad estaba sujeta a periodos muy intensos durante un corto intervalo de tiempo, a los que seguían largas etapas de inactividad. Con el paso del tiempo también se ha convertido en una figura muy utilizada por la hostelería y el sector turístico o en la construcción.

Esta modalidad de contrato establece un orden de llamamiento de los trabajadores en función de su antigüedad, de forma que los últimos en ser contratados tienen que esperar a que el resto de sus compañeros estén trabajando para poder incorporarse a su puesto. De esta forma, los empleados que todos los años son llamados por la misma empresa, aunque no llegan a estar ocupados más que unos meses, tienen garantizadas unas condiciones laborales similares a las del resto de trabajadores fijos.

Cuando se acaba la faena, pueden cobrar el paro si han conseguido cotizar el mínimo de días necesarios.

En las últimas décadas las empresas que utilizaban esta figura han reducido al máximo su plantilla, mientras que preferían acudir a las empresas de trabajo temporal (ETT) en los momentos en que necesitaban más mano de obra, pero cada vez hay más sectores que optan por utilizar la modalidad del fijo discontinuo.

Aunque la aplicación de esta figura siempre se ha asociado a los trabajos de temporada, Santiago Navarro sostiene que «en la Región se utiliza mucho más que en otras comunidades autónomas con una economía agraria ligada a las campañas de producción, como Navarra».

Recordó igualmente que la contratación indefinida, que en la Región se sitúa en torno al 6,60% de los contratos totales, «está entre dos puntos y dos puntos y medio por debajo de la media nacional. Las empresas prefieren hacer contratos temporales», aseguraba.

Por su parte, el secretario general de UGT, Antonio Jiménez, calcula que solo el 39% del empleo indefinido que se crea es a tiempo completo, dado que a los fijos discontinuos se suman también los contratos a tiempo parcial. Eso supone, a su juicio, que «la precariedad también ha llegado a la contratación indefinida».

Jiménez admite que «la afiliación está creciendo a buen ritmo, en el entorno del 3% interanual», pero asegura que «no se han recuperado todavía los niveles de empleo previos a la crisis. Estamos muy lejos de los casi 640.000 ocupados que se alcanzaron en 2007. Tampoco las propias previsiones con las que el Gobierno acompaña sus presupuestos para este año mantienen que en 2018 vayamos a lograr este objetivo, puesto que se quedan en los 600.000 ocupados, cuando ahora mismo, según la última EPA, tendríamos 582.500».

El secretario general de UGT sostiene, además, que «las mujeres no están participando en la misma medida que los hombres en la recuperación del empleo, dado que tres cuartas partes del que se ha creado en los últimos tres años ha sido ocupado por hombres, mientras que la tasa de paro femenina sobrepasa en casi cuatro puntos y medio a la masculina y tenemos las mayores brechas de género de España».