Se denomina FrostSE y su objetivo es cubrir una laguna informativa: conocer cuáles son los puntos más fríos de la cuenca del Segura. Esta es la iniciativa puesta en marcha por dos estudiantes del Departamento de Geografía de la Universidad de Murcia (UMU), David Espín y Víctor Ruiz Álvarez, en octubre de 2016.

La idea nació a raíz del proyecto de tesis doctoral de Espín, que se centraba en la investigación de los puntos más fríos del interior del Sureste Peninsular (heladas, inversiones térmicas...) y dentro de los límites de la demarcación hidrográfica del Segura.

«Nos dimos cuenta de que había mucha desinformación sobre las temperaturas en las zonas montañosas, por lo que hemos ido instalando escalonadamente una red de termómetros (datalogger) que ya cubren 29 puntos», explica Espín, quien añade que de algunas áreas ya tienen datos que cubren un año.

El joven geógrafo comenta que mucha gente verá inverosímil que una zona conocida especialmente por sus altas temperaturas pueda llegar a registrar valores tan bajos como -20ºC, más propios del norte peninsular.

Son las sierras de las provincias de Jaén y de Albacete las que concentran estas cifras (en puntos como Los Campos de Hernán Perea, por ejemplo). De hecho, en el paraje Dolina de Monterilla (Hernán Perea - Santiago Pontones, Jaén), el pasado 13 de diciembre se registraron durante la madrugada -20,1ºC.

Mientras, en la Región, el Pico Revolcadores y el embalse de la Risca en Campo de San Juan (ambos en Moratalla) son las zonas más frías, con temperaturas que pueden alcanzar hasta los 12ºC bajo cero. En el puerto del Aceniche (Lorca), entre Bullas y Avilés, se han registrado temperaturas mínimas de -10/-11ºC durante el pasado mes de diciembre.

Los termómetros suelen colocarse en parajes desconocidos, deshabitados, inhóspitos y de difícil acceso, donde la nieve y el frío son bastante constantes, según Espín. Por ello, pueden pasar meses hasta que los geógrafos, o algunos de los voluntarios que trabajan con ellos, suban a recoger los datos.

El proyecto seguirá como mínimo hasta 2020, año en el que Espín concluirá su tesis doctoral. «La idea es mantenerla después, pues el valor de este trabajo es su duración, para tener el mayor registro de datos posible; y también nos gustaría ampliar la red», señala el joven.

Hasta el momento, la financiación de la red de termómetros (cuyo coste oscila entre los 25 y los 100 euros) ha salido del bolsillo de David y sus compañeros. Sólo han recibido, gratis, dos garitas de protección para sendos datalogger por parte de la delegación territorial de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) de Murcia. Están a la espera de lograr un proyecto de investigación con el que seguir financiando esta iniciativa.

Datalogger Microlite 32K, con la mínima de -20ºC

Mega dolina de la Nava del Polvo (Cazorla), en la Sierra de la Cabrilla-Castril

Puerto del Aceniche (Lorca), entre Bullas y Avilés

Campo de dolinas de Monterilla (Santiago de la Espada)

Polé de Navalasno, recogida de datos durante una jornada muy templada