Desde muy niño quise ser médico, tuve la suerte de tener una vocación muy clara y muy fuerte que me despejó muchas dudas e incertidumbres y que me dio las fuerzas necesarias para intentarlo, conseguirlo y mantener la ilusión cada día en mi trabajo. Además siempre quise trabajar en la ´pública´, por mi forma de pensar, no lo voy a negar, soy una persona que cree que debe haber unos servicios públicos potentes tanto en sanidad como en educación y en otros sectores para cubrir las necesidades básicas de la gente, sin que el nivel económico de la persona deba tener influencia alguna a la hora de tener cubiertas estas necesidades y porque allí, en la antigua Seguridad Social, es donde estaban sin duda y con mucha diferencia los mejores profesionales y los más altos niveles de calidad en todos los sentidos.

Bueno, es cierto que pronto empezaron a ser mejores hoteles, más bonitos, con habitaciones individuales y todo eso, los hospitales de la privada, pero a nadie se le ocurría poner eso en valor teniendo en cuenta que la privada hacía aguas en todos los demás aspectos . Además las condiciones laborales en la pública eran las mejores posibles. También me formé en la pública, en el sistema MIR, que es un sistema de formación excepcional, de los mejores del mundo sin lugar a dudas y con el que estoy muy agradecido. Siempre fue un orgullo trabajar en la pública, llevo 20 años trabajando en ella y no he tenido nunca más pretensión laboral que ser un buen profesional en la pública. También soy usuario de ella.

Pues bien, aquella antigua Seguridad Social, hoy Servicio Murciano de Salud (SMS), se la están cargando desde hace mucho tiempo, pero ya está llegando a un nivel de degradación que jamás pensé que podría pasar y que debemos revertir entre todos. Y digo se la están cargando, porque es una voluntad política clara de nuestros gobernantes cargarse los servicios públicos y en concreto el SMS. Es paradójico que hayamos colocado en los gobiernos a gente que quiere cargarse lo público pero consigue vivir de lo público. ¿No sería mucho más lógico que se ganaran la vida en sectores privados?

La precarización de la asistencia sanitaria está llegando a unos niveles escandalosos, los recortes presupuestarios de tantos años se han suplido hasta hace poco con el sacrificio y el gran nivel de vocación y de calidad profesional y humana de los trabajadores del SMS, que es muy alta, pero nuestros gobernantes son insaciables en su ansia por ahorrar y nos están exprimiendo por encima de sus posibilidades. Ya no podemos más; y además no nos merecemos esto; y sobre todo, los pacientes no merecen este trato.

Los gestores del SMS sólo ven el tema económico y todo lo demás es secundario para ellos. Tanto los trabajadores como los pacientes somos fríos números para ellos. Las personas encargadas de llevar a cabo los recortes en los distintos centros de gasto del SMS cobran unas primas económicas si llegan a los objetivos de ahorro que les imponen desde más arriba, los tienen comprados, pues; y la cadena de mando se mantiene así, con múltiples puestos de mando intermedios de arriba a abajo elegidos a dedo, sin concurso de méritos ni nada parecido, para asegurar que el tocado por el dedo va a hacer lo que el de arriba ordene sin rechistar, sin poner problemas, de tal forma que el de abajo tiene como papel fundamental controlar a los que tiene más abajo para que los problemas no lleguen más arriba. Vamos, no sé cómo definir una organización así, que cada uno le ponga el adjetivo que quiera... El objetivo es mantenerse en el sillón y poco a poco ir ascendiendo en la organización a base de hacer estos méritos; y la asistencia sanitaria es menos importante.

Los profesionales nos vemos ´dejados de la mano de Dios´ en situaciones de presión asistencial indescriptibles y asumiendo la responsabilidad de organizarnos como podamos, con los pocos medios que tenemos, para sacar adelante el día a día, terminar la jornada vivos y poder llegar a casa con fuerzas para no trasladar a nuestro entorno las consecuencias de lo vivido en el trabajo. Funcionamos como si la responsabilidad de la organización del SMS fuera nuestra y no de los que cobran por ello. Este día a día agotador está acabando con la vocación y ´quemando´ a muchísimos trabajadores del SMS. Si nuestros padres y madres nos vieran en el tajo pensarían que se equivocaron ayudándonos a conseguir esta forma de ganarnos la vida que antaño parecía tan digna y enriquecedora, se sentirían decepcionados.

La situación es tal que yo he sentido vergüenza de trabajar en donde trabajo, he llegado a desear que no venga nadie a mi trabajo que me conozca y vea en qué situación trabajo y en qué situación están los pacientes, he llegado a pensar que si viniese a mi servicio un amigo o familiar no puedo tratarlo como un paciente ´normal´ porque están en una situación tan nefasta que se me caería la cara de vergüenza. En muchas ocasiones la asistencia roza niveles tercermundistas, es humillante para pacientes y trabajadores. Falta muchísimo personal y la planificación es muy mejorable por parte de la organización.

En mi día a día tengo que hacer labores de administrativo, auxiliar, celador, enfermero, guardia de seguridad, etc, porque no hay personal suficiente, todos ellos están ocupados siempre y sobrepasados y yo, si tuviera que esperar a que ellos estuvieran libres para poder seguir con mi trabajo, no saldría la tarea para delante.

Además de la malísima calidad asistencial percibida por el paciente, trabajamos en una situación de estrés tal que la posibilidad de cometer errores es muy alta y la demora en la asistencia también, de tal forma que eso se traduce en morbimortalidad claramente como estamos viendo últimamente en las noticias.

La situación es especialmente grave ahora con la epidemia de gripe, una situación claramente previsible, que ocurre todos los años y que el SMS no hace nada por paliar, por organizarse, por adelantarse a los acontecimientos, a pesar de la campaña de publicidad tan amplia en la que dicen todo lo contrario.

De vez en cuando te recargas de energía en mitad de la jornada cuando un paciente o un familiar te mira agradecido, sin decir nada, con media sonrisa y cara de comprensión, como pensando: «madre mía chaval, lo que estáis pasando aquí, que por nadie pase». Otros, lógicamente, se enfadan y las agresiones al personal sanitario son cada vez más numerosas, que es ya lo que nos faltaba a los trabajadores del SMS. Mientras, los que deciden y/o aplican los recortes, están en sus despachos, lejos de la trinchera, decidiendo impunemente sobre los trabajadores y pacientes. Yo no podría, no me sentiría con ese derecho.

El problema es que hemos puesto al zorro a cuidar de las gallinas, en los puestos más elevados de la organización hay gente a la que lo que más le importa es su carrera, el Servicio Público de Salud es menos importante; y alguien dirá, y con razón, que muchos de ellos no tienen posibilidad de hacer otra cosa, que no tienen margen de maniobra. Pues nosotros tendremos que mirar por encima de ellos, llegar hasta donde haya que llegar, a nivel regional o nacional; y actuar en consecuencia para intentar revertir este proceso. Lo que está claro es que desde dentro de la organización no hay capacidad para revertir este proceso y además es una responsabilidad de toda la sociedad. Es necesaria la confluencia de todos en esta tarea o perderemos definitivamente el magnífico servicio público de salud que hemos tenido toda la vida.