¿Cuántas veces se han querido meter debajo de la mesa y no salir hasta que acabase la cena? El vino es un buen aliado en las cenas de Navidad, la lengua sale a pasear durante toda la noche, incluso funcionando a veces más rápida que nuestra cabeza. Hay que atarla en corto. Lo que deben tener siempre en mente durante estos eventos es que hay que pensar las cosas antes de actuar. Nada de impulsividad. Y contar hasta diez antes de contestar a la suegra.

Antes de comer la comida deja fuera de la mesa el teléfono móvil, evita el típico comentario incómodo sobre que están abstraídos de la conversación por estar más pendiente de su smartphone de última generación. Y si se lo olvida mejor, así no se arriesgan a que nadie tenga la brillante idea inspirada en la película de Álex de la Iglesia ‘Perfectos desconocidos’ en la que deciden leer todos los mensajes y escuchar las llamadas recibidas durante la cena en alto. ¿Se imaginan cómo terminará el encuentro navideño?

El segundo consejo es que eviten a toda costa las conversaciones sobre política, religión, dinero... Todos tenemos ese familiar acérrimo a su ideología que no les dará tregua durante la velada como tengan la ingeniosa idea de dar su opinión sobre algún tema delicado. Un buen tema de conversación podría ser el tiempo. Nunca falla.

Si hay niños en la cena, por mucho que crean que han perdido la inocencia, no se la jueguen o serán el malvado Grinch durante el resto de su vida. Así que recuerden que la estrella fugaz se coloca encima del árbol, Jesús fue concebido por el Espíritu Santo, los Reyes Magos vienen en camellos desde Belén y Papa Noel es el gordito feliz que reparte regalos a todo el mundo. No se conviertan en quiénes estropeen la magia de la Navidad.

Si se quieren hacer los graciosos, hay aplicaciones móviles que ofrecen vídeos con chistes muy divertidos. Si hace gracia, la idea ha sido suya, pero si no la hace, piensen que están evitando hacer el ridículo. Los chistes pueden ser buenos o no, lo importante es saber contarlos con un poco de arte, así que si no se parecen a Chiquito de la Calzada (que en paz descanse el más grande) eviten exponerse a toda costa.

Esta es una prohibición expresa de cualquier cena, comida, aperitivo… En cualquier momento de la vida es un sacrilegio mezclar Cola Cola o gaseosa con el vino tinto de Bodegas Carchelo que tu suegro o cuñado ha comprado expresamente para la cena. Los calimochos en las cenas familiares no se llevan, pero destrozar un vino bueno mezclándolo puede causarle la mirada fulminante de toda su familia y será lo que se recuerde durante todos los eventos del resto de su vida. Un hombre lo hizo y al fallecer el mensaje que rezaba en su lápida era: “Fue un buen hombre, excepto el día que mezcló un Carchelo Selecto con casera”.

La servilleta en la pechera colocada como un babero está pasado de moda, mejor en el regazo. O, ¿quiere ser el bebé grande de a familia? Imagínense que alguien hace un selfie al despiste. Otra imagen que le perseguirá de por vida, tengan cuidado al comer para no mancharse.

Las personas muy expresivas mientras están comiendo no se dan cuenta, pero a veces gesticulan en exceso mientras tienen un cuchillo en la mano. Si le tienes ganas a tu cuñado, ten cuidado, puede sentirse intimidado. Mejor los cubiertos sobre la mesa, especialmente si tienen a su alcance un cuchillo jamonero.

Si están escuchando una conversación interesante y se mueren de ganas por intervenir, recuerda masticar y tragar antes de hablar el polvorón, no querrán que quede esparcido por la cara del resto de comensales.

En el momento del brindis no usen agua, recuerda que da mala suerte. Si no son supersticiosos y no creen en ello, podrían evitarlo de todas formas, o cada vez que les pase algo durante el 2018, su madre les recordará que brindaron con agua y al final se sentirán culpables. Le echan del trabajo, por brindar con agua. Se hacen un esguince jugando al pádel, por brindar con agua. Se le rompe el embrague del coche, por brindar con agua.

Y ni tanto ni tan poco. Ni brindar con agua, ni beberse hasta el agua de los floreros. Una copita de Carchelo en la comida, otra de sidra o champán para brindar, pero que al día siguiente se acuerden de todo lo ocurrido durante la velada. No sea que hicieran un striptease y se acuerden todos sus familiares menos el implicado.

¡Feliz Navidad!