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­¿Quiénes forman parte del colectivo en riesgo de exclusión social?

Los colectivos en riesgo de exclusión son personas que tienen más dificultades para la inserción social y laboral. Hablamos por ejemplo de los sintecho, de personas con problemas de drogadicción, de víctimas de violencia de género, de excarcelados, o también personas que carecen de recursos económicos y perciben únicamente rentas básicas.

¿Cómo es el proceso para que estas personas lleguen al empleo?

Si una persona tiene un perfil de empleabilidad bajo, es decir, si tiene que mejorar determinadas competencias o habilidades básicas, son las entidades del Tercer Sector las que trabajan con ellos, en colaboración con el IMAS. Cuando ellos han hecho un trabajo de base, hacen las derivaciones al SEF para darle continuidad a esa tarea. Es decir, cuando están preparados para la inserción laboral, entra en escena el SEF.

¿Cómo puede mejorar la atención a estas personas?

Estamos identificando los demandantes de empleo del SEF que están en riesgo de exclusión social, y rondan las mil personas. Lo que pretendemos es saber exactamente cuáles de nuestros desempleados están en esa situación, para poder tomar medidas especiales con ellos. Por ejemplo, estas personas pueden tener reserva de plazas en cursos de formación sin pasar por procesos de selección. También tienen prioridad en la participación en programas mixtos de empleo y formación, o en los programas de experiencia laboral durante seis meses en entidades locales. Queremos tenerlos localizados, y prestarles un apoyo individualizado.

¿Qué dificultades específicas tienen estas personas?

Tienen una mayor desconexión con el mundo laboral, y una experiencia laboral poco acreditada. También tienen problemas para acceder a Internet. Además, no pueden volcarse por completo en la búsqueda de empleo porque tienen otros problemas a los que dedican la mayor parte de su tiempo. Problemas sanitarios, económicos, de vivienda… Es complicado que alcancen una estabilidad.

¿Qué perfil predomina?

La mayoría son personas de más de 50 años, a los que la crisis ha afectado especialmente, y que arrastran una situación de paro de larga duración. En muchos de los casos, y aunque pueda parecer sorprendente, si no fuera por esa clasificación que se hace como ‘persona en riesgo de exclusión’, sería imposible saber que ésa es la situación en la que se encuentran. Atendemos a personas que tienen una buena imagen, y un nivel educativo adecuado.

¿Nota la evolución de estas personas a través del empleo?

Indudablemente. Hace poco, una persona de 55 años acogida por Jesús Abandonado nos comunicó que había conseguido un trabajo, y estaba feliz por volver a sentirse útil. Aunque no se trate de trabajos indefinidos, logran que estas personas vuelvan a reengancharse al mercado laboral y a creer en sus posibilidades. Se produce una mejora incluso en lo psicológico.