¿Considera positivo que se enseñe a los niños a administrarse y a ahorrar o cree que puede ser adoctrinamiento?

Todo lo contrario. Tenemos casos recientes, en los cuales ha habido muchas denuncias y confictos en el sistema bancario por la contratación de determinados productos, en las que muchas veces se ha dado la razón al ciudadano por desconocimiento de lo que estaba contratando. Por un lado, la cultura financiera va a servir para poder entender mejor nuestra relación con los bancos y, por otro, nos va a ayudar porque dentro de las finanzas personales es muy importante el ahorro, valorar hasta qué punto contratar o no un plan de pensiones, decidir para qué gastos debería solicitar un préstamo y en qué casos debería aplazar el consumo hasta conseguir el dinero suficiente. Es importante fomentar esa cultura económica en los estudiantes de Secundaria y entre los ciudadanos.

Los ciudadanos parecen tener dificultades para manejarse en asuntos financieros.

Los productos financieros son cada vez más sofisticados y eso hace que los ciudadanos puedan quedarse en algunos momentos sin los conocimientos suficientes para valorar las consecuencias de este tipo de productos. Hay algunos que no tienen coste, pero eso no quiere decir que no tengan consecuencias positivas o negativas; algo que en principio no cuesta nada puede acabar generando unos pagos que no preveías, quizás por la confianza con la persona del banco que te la ofrece. Hay que leer los productos, entenderlos y valorar las consecuencias que pueden tener. Muchas veces se ha dicho que lo gratis puede ser caro.

Las entidades financieras han utilizado prácticas poco ortodoxas.

Las normas de protección del inversor se han ido desarrollando para que las entidades financieras, cuando tratan de vender determinados productos, se aseguren de que el consumidor sabe lo que está contratando. Un ahorrador tiene derecho a que adviertan si puede perder el capital invertido o una parte.

¿Ha cambiado el alumnado en los 18 años que lleva usted en la Facultad?

Claramente ha cambiado. Tenemos que tener en cuenta que el sistema educativo ha ido cambiando y que las titulaciones han sufrido un cambio de planes de estudio. Hemos pasado de licenciaturas y doctorado a hablar de grado, máster y doctorado. Ahora mismo un máster es un título oficial y por otro lado, ha cambiado el estudiante que llega en primer curso. En la Región todos los conocemos la implantación cada vez mayor de itinerarios bilingües en escuelas e institutos. Eso hace que la universidad se tenga que preparar para seguir con esa oferta de enseñanza bilingüe que dé continuidad a la formación de un estudiante. Hace veinte años hablar de bilingüismo no era posible, porque no se contemplaba en etapas anteriores.

¿Su facultad es bilingüe?

Nosotros creamos un grupo bilingüe español-inglés que, año tras año, lo único que ha hecho ha sido aumentar la demanda. Esa va a ser la tendencia. De los 240 créditos que se imparten en un grado en ADE, en torno a 120 se imparten en inglés. El profesorado se ha preparado y se sigue preparando, porque esto va en aumento. Nosotros queremos incentivar esta internacionalización en estudios, en movilidades y, en la medida de lo posible, en dobles titulaciones internacionales. La movilidad puede ir destinada a hacer cursos en una universidad extranjera y convalidarlos por las asignaturas correspondientes en la universidad de origen, pero queremos llegar a convenios en los que establezcan dobles titulaciones internacionales y que el estudiante obtenga el título por las dos universidades. Esto supone que estudias dos o tres años en Murcia y uno o dos en una universidad extranjera y obtienes una titulación por las dos instituciones.

¿Existe ahora esta posibilidad?

Ahora mismo no existe. Tenemos en proyecto dirigirnos a un país de habla inglesa como Irlanda, Estados Unidos, Escocia e incluso Holanda, donde la cultura del inglés es mucho mayor que en los países del sur de Europa. Otra vía sería no buscar tanto que el destino tenga el inglés como lengua, sino que sea de interés para la Facultad de Economía por algún motivo. El destino de interés podría ser una universidad china. Todos sabemos la importancia de China en el nuevo escenario macroeconómico, como potencia económica, y las relaciones comerciales que cualquier empresa exportadora o importadora tiene con China. Por tanto, tener un doble titulado en la Facultad de Economía por Murcia y por una universidad de Shanghái, por ejemplo, sería una apuesta muy interesante que realizaría la Universidad de Murcia.

¿Se ha dado ya algún paso o todavía se trata de un proyecto?

Esto es un proyecto que queremos impulsar nosotros desde que hemos tomado posesión. Los plazos van a depender no solo de nosotros, sino de la capacidad que tengamos para becar a los alumnos, porque Shanghái es una ciudad con un coste y un poder adquisitivo muy alto. Tenemos que ver si es posible becar a los estudiantes para que puedan estudiar allí uno o dos cursos académicos, tendremos que entablar las relaciones con una universidad del país de destino y llegar a establecer un plan de estudios común, que reconozca la convalidación de forma automática y, a partir de ahí, a trabajar la doble titulación. Creo que esto se puede dejar montado en los cuatro años que dura nuestro mandato. Alguna doble titulación vamos a intentar consolidar.

¿Qué otros proyectos tiene?

Están relacionados con la empleabilidad de los estudiantes. El trabajo de fin de grado, por ejemplo, es un trabajo que realizan todos los estudiantes. Queremos que lleven temáticas relacionadas con problemas de la realidad empresarial y económica. Eso se puede conseguir vinculando esos trabajos a las prácticas, que también son obligatorias. En la medida en que un alumno tiene ocasión de hacer prácticas en una empresa, va a conocer los problemas y, por lo tanto, debe dirigir su trabajo de fin de grado hacia un tema que sea de interés para la empresa o la institución. De esa forma, el título ya es un instrumento que le facilita el acceso al mercado laboral y le otorga un valor añadido.

¿Hay ya alguna experiencia?

Ahora se está haciendo de forma individual, pero no está sistematizado. Supone abrir la posibilidad de que los responsables de la empresa se vinculen con el trabajo fin de grado del estudiante.