Durante su relato del suceso para el documental que emitirá los próximos días 29 y 30 de noviembre DMAX, José Rabadán se muestra frío, sin ningún tipo de gesto que demuestre que está afectado por lo que ocurrió hace diecisiete años e intentando justificarse diciendo que «en ese momento no fui yo, fue mi cuerpo, pero no fui yo». Sin embargo, todo cambia cuando habla de su hermana, una niña de nueve años con Síndrome de Down.

«Le cogí un amor impresionante. Entendí que era diferente y lo asumí. No hubo envidias porque necesitara más atención», explica. Rabadán considera que su hermana «era especial. Los niños con Síndrome de Down son especiales. No entendía por qué había nacido enferma y culpé a Dios de su enfermedad». En ese momento de la entrevista se emociona e incluso se levanta de la silla y se retira durante un momento. «El detonante de mi rebeldía era ver que Dios dejaba que mi hermana tuviera esa enfermedad y me rebelé contra Dios acercándome al satanismo», continúa relatando.

En el documental explica que unos días antes del crimen, «durante el desayuno, mi madre me explicó que mi hermana había tenido un sueño. Soñó que yo acababa con su vida con un cuchillo. Estaba sorprendido, yo no había escrito nada. Eso solo estaba en mi cabeza. Fue como un sueño premonitorio porque la espada se partió y sí, sí fue con un cuchillo. Un sueño que se cumplió».