Un simple repaso al panorama empresarial actual es suficiente para advertir una realidad que cada vez late con más fuerza y de la que se desprende un mensaje contundente: el cooperativismo es un sector que en la Comunidad Autónoma de Murcia genera cerca de 20.000 puestos de trabajo y que ha creado más de 1.500 empleos netos en los últimos nueve meses. Uno de los exponentes de este modelo cada vez más protagonista responde al nombre de La Vega de Cieza, una cooperativa que un pequeño grupo de agricultores fundó en 1993 en el intento de encontrar una solución a la grave crisis de precios que azotó el año anterior al sector productor de frutas de hueso.

El transcurso de los años permitió a esta compañía seguir creciendo y consolidándose al dictado de los principios del denominado modelo empresarial del futuro, basado en principios y valores como la solidaridad con las sociedades a las que representa, el compromiso con el desarrollo local, la igualdad de oportunidades y la cohesión social, entre otros muchos. Hoy en día, puede presumir de unas instalaciones propias, donde más de 70 socios -la mayoría agricultores profesionales con medianas explotaciones- producen albaricoques, melocotones amarillos y rojos, nectarinas de carne amarilla y blanca, paraguayos, platerinas, ciruelas rojas, negras y amarillas, kakis, limones, naranjas y uvas, que se destinan tanto al mercado nacional como internacional.

El éxito cosechado hasta el momento se debe, fundamentalmente, «a un espíritu incansable de búsqueda de soluciones exitosas a todos los nuevos retos a los que la empresa se ha enfrentado hasta el día de hoy desde hace 25 años». En este sentido se pronuncia Santiago Vázquez, director comercial de La Vega de Cieza, que no duda en destacar otras de las virtudes que tiene esta cooperativa, que a la hora de mostrarse al mercado lo hace como «una empresa totalmente flexible y de una estructura muy ágil, que es capaz de adaptarse a cualquier requisito del mercado, desde la producción hasta el cliente final».

Los productores con los que trabaja perciben la transparencia y la eficacia de una empresa «cuyos objetivos últimos son la rentabilización para el campo de los productos de calidad, y la viabilidad a medio y largo plazo de los agricultores», mientras que para los grupos de interés se trata de una compañía fiable, con metas «realistas que se materializan en resultados año tras año».

Estructura funcional

De la variedad de servicios de esta cooperativa ciezana se benefician, principalmente, «los grandes distribuidores y ciertos nichos de mercado con necesidades de alto servicio». Así lo explica Santiago Vázquez, que forma parte de un organigrama en el que las funciones están perfectamente delimitadas: «En la parte de la producción, la empresa manipula fruta de hueso, kaki y kiwi durante 11 meses al año. En las partes técnica y de administración, se llevan a cabo asesoramiento y servicio a los socios durante los 12 meses del año. En la parte comercial, se realiza la comercialización propia de los productos y prospección de nuevos mercados».

«El equipo de la empresa tiene una estructura funcional muy aplanada, en la que los diferentes directores de departamento trabajan codo con codo con el Consejo Rector de la empresa, con un objetivo común de maximización de los resultados para los socios. Se conjuga el esfuerzo y dedicación de un joven y comprometido equipo humano, con la visión permanente de las necesidades de socios y el mercado», añade.

Retroalimentación continua

La calidad y la eficiencia se combinan a la perfección en cada una de las acciones realizadas por los trabajadores de La Vega de Cieza, que ofrece a los clientes un «servicio aumentado capaz de superar las expectativas y las necesidades del propio cliente como valor diferencial». Y para garantizar la obtención de los resultados previstos, apuestan por una «retroalimentación permanente de sus valoraciones y nuevas necesidades, así como por la implantación de protocolos de respuesta inmediata y medidas correctoras».

Dentro de las novedades de su funcionamiento, destaca la actualización anual de la estructura de producción, circunstancia que posibilita «la producción de nuevas frutas y formatos de las mismas». Al mismo tiempo, la estructura organizativa «es un organismo vivo que cada año cambia ligeramente para adaptarse a los nuevos requisitos de los productores y los mercados».

«El desarrollo de campañas de promoción, la creación de un laboratorio interno de desarrollo de nuevos productos y la primera delegación comercial fuera de España» figuran entre los principales proyectos de futuro, sin olvidar «la expansión hacia otros mercados complementarios dentro de la familia de las frutas frescas en todo el mundo».