Después de una década en política, Francisco Bernabé ya no engaña a nadie. Ni tiene intención de hacerlo. Por eso el flamante delegado del Gobierno en la Región, que juró ayer su cargo en el Palacio de San Esteban, comenzó su nueva etapa política fiel al estilo que le ha caracterizado como alcalde, consejero y diputado. Con vigor y sin morderse la lengua.

Bernabé se estrenó en el cargo anunciando que la secretaria general de Inmigración, Marina del Corral, estará la próxima semana en Murcia para abordar junto a él uno de los retos que tendrá que hacer frente como delegado del Gobierno, que la situación del Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Sangonera la Verde, donde en las últimas semanas se han producido incidentes entre internos y policías.

Otro asunto candente será el soterramiento de las vías del AVE. Y Bernabé, que ha tenido sus más y sus menos durante estos años con la plataforma vecinal de los barrios de la zona sur de Murcia, se mostró contundente. «Los incrédulos han podido ver cómo hoy (por ayer) están trabajando las máquinas. Ahora mi prioridad es garantizar que se puedan relizar las obras». Hoy Bernabé asiste a la reunión de la comisión de seguimiento de las obras de soterramiento, donde se verá las caras con el portavoz de la plataforma, Joaquín Contreras, quien lo definió como «el enemigo número uno» del soterramiento.

Durante el discurso de su toma de posesión, Bernabé defendió la labor de la Policía Nacional y la Guardia Civil, a los que ya ha dado una instrucción «muy clara». «Los derechos de uno terminan siempre donde empiezan los de otro. En una democracia moderna, quien la hace, la paga. Sirva esto de aviso a navegantes, porque el que avisa no es traidor», señaló.

El nuevo delegado del Gobierno estuvo arropado por la ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez (a la que llamó «la dama del milagro» de la creación de empleo) y por el presidente de la Comunidad, Fernando López Miras, a quien Bernabé considera el artífice de su nombramiento, junto a Mariano Rajoy, y al que ofreció su absoluta lealtad. «Seré el primero de tus consejeros», afirmó el nuevo responsable de la Administración central en la Región, que tendrá a su cargo a 16.000 empleados públicos. Y es que el Estado mueve cada año en la Región un montante de 10.000 millones de euros. «Hay que dar visibilidad a lo que hace el Gobierno de España en la Región».

La creación de empleo, el agua, las infraestructuras y la reforma del sistema de financiación autonómica serán otras de las prioridades del nuevo delegado.

Por su parte, el presidente López Miras señaló que Comunidad y Estado trabajarán de la mano para resolver, principalmente, el problema del déficit hídrico.