Paradójicamente están ausentes en la normativa algunas especies alóctonas invasoras de hábitats naturales en la Península Ibérica, como la caña (Arundo donax), para la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) «una de las 100 especies plantas más peligrosas por lo que se refiere a su capacidad de invasión y de alteración de los hábitats que coloniza». Pero puede entenderse porque, como indica documento técnico del Ministerio de Medio Ambiente: «las actuaciones de control o erradicación de la especie son muy costosas ya que son difíciles y requieren de actuaciones continuadas», e incluirla conminaría, por ley, a asumirlas y ejecutarlas. Como la caña son numerosas las malas hierbas en terrenos antropizados, que dominan en verano herbazales de huertas y baldíos, como Aster squamatus, Conyza o Atriplex, de origen neotropical, «con las que irremediablemente, especies autóctonas y agricultores están obligados a convivir», señalan los técnicos.