Plantarle cara a la desertificación y al cambio climático y evitar los incendios son los principales objetivos de los planes integrales de gestión forestal que ha puesto en marcha la Consejería de Turismo, Cultura y Medio Ambiente en seis montes públicos de la Región.

Los trabajos de prevención de incendios con aprovechamiento de la biomasa se desarrollan, en una primera fase, en los montes Lomas de Enmedio y Majada de Las Vacas de Caravaca de la Cruz; Sierra de Pedro Ponce y Umbría de Espuña, de Mula; y Coto Real y Sierra de Burete, de Cehegín.

«Estas son las primeras acciones, y hemos comenzado en los montes en los que existía un mayor riesgo de incendios», comentó el consejero Javier Celdrán, quien añadió que ya hay otras actuaciones previstas para Sierra Espuña, la sierra de La Pila y la de Ricote. Para estos casos está previsto invertir unos tres millones de euros, mientras que para el proyecto en marcha se han destinado 1,4 millones de euros. En ambos casos se contará con un 40 por ciento de fondos europeos Feder.

«Queremos tener unos bosques más sanos y cuidados, más resistentes al cambio climático y que puedan convertirse en un motor de crecimiento económico y generador de empleo en la Región», explicó Celdrán.

Los cuatro Planes Técnicos de Gestión Forestal Sostenible han sido elaborados por los funcionarios de la Dirección General de Medio Natural para actuar sobre una superficie total de 765 hectáreas, en la que se extraerán del monte 15.813,75 toneladas de biomasa forestal residual, suponiendo una reducción de 20,70 toneladas por hectárea de combustible forestal.

«Estas labores de gestión forestal establecen y planifican los trabajos para disminuir la densidad de vegetación y favorecer el crecimiento general de las masas forestales, a la vez que se disminuye el riesgo de incendio», añadió el titular de Medio Ambiente.

Eliminación de pies sobrantes

Los trabajos prevén la mejora de la flora y fauna silvestres, la protección frente a riesgos erosivos, la prevención contra los incendios, la restauración y mejora selvícola y ecológica de la cubierta forestal, los tratamientos selectivos y lucha biológica frente a agentes nocivos, el uso social y paisajístico y la productividad forestal.

Para ello, se eliminan los pies sobrantes, debilitados, dominados o defectuosos de árboles. Con ello se logra disminuir la competencia de los ejemplares por el agua, los nutrientes y la energía, «mejorando el estado vegetativo general de las masas forestales, favoreciendo su mayor desarrollo y disminuyendo el riesgo estructural de incendios forestales», relató Celdrán, y añadió que la modificación de la estructura y composición de la vegetación en torno a las pistas forestales tiene la doble finalidad de dificultar la propagación del fuego y de servir como punto estratégico para facilitar las tareas de extinción.

Biomasa

De la venta de la biomasa forestal extraída, la Comunidad calcula que va a lograr 474.412 euros, «lo que va a ayudar a la financiación de los trabajos», según el consejero. De hecho, supone la mitad de la inversión que la Comunidad ha destinado a este proyecto (933.733 euros). Además, su aprovechamiento como energía evitará la emisión a la atmósfera del dióxido de carbono (CO2) equivalente a mil turismos que recorran durante su vida útil una media de 215.000 kilómetros.