La Universidad Politécnica de Cartagena lidera un proyecto europeo amparado en el Programa Life+, denominado Irriman (Implementation of Efficient Irrigation Management for a Sustainable Agriculture), que surge por la necesidad actual de modernización de regadíos en busca de una doble eficiencia: hídrica y energética, en el sureste español.

El proyecto, que se desarrollará hasta diciembre de 2017, integra como socios a la Consejería de Agua, Agricultura, Ganadería y Pesca de la Región de Murcia, el CEBAS-CSIC, la Comunidad de Regantes de Genil-Cabra (ubicada en la cuenca del Guadalquivir), la Federación Nacional y Euromediterránea de Comunidades de Regantes (FENACORE) y la Universidad de Córdoba. También participan las Comunidades de Regantes de Miraflores (Jumilla) y de Campotéjar (Molina de Segura), donde se realizan los ensayos.

El objetivo del proyecto Irriman es poner en práctica, demostrar y difundir una estrategia de riego sostenible basado en el riego deficitario para promover su aceptación a gran escala y su uso en los cultivos leñosos de los agroecosistemas mediterráneos, caracterizados por la escasez de agua, sin afectar a los estándares de calidad exigidos por los mercados de exportación.

La iniciativa no parte del estudio limitado de una finca experimental, sino que se sostiene sobre su aplicación real en hasta 15.000 hectáreas de regadío de Jumilla, Córdoba y Molina de Segura.

Hasta el momento, se ha conseguido que una vez testado el sistema de riego, la programación del riego sostenible y el ajuste de la cantidad de agua de riego necesaria, de acuerdo a las mediciones de los sensores utilizados, se transferirán al resto de cultivos de las Comunidades de Regantes implicadas. Se han evaluado: la interacción entre el riego sostenible y las condiciones ambientales, el agua y el consumo de energía, la cantidad de agua de escorrentía y la calidad, la lixiviación de NO3 y la capacidad del suelo para fijar carbono. También se han controlado los rendimientos de los cultivos y la calidad final de la fruta en la cosecha con el fin de verificar la eficacia de la estrategia de riego sostenible.

Las mediciones continuas del crecimiento vegetativo, los parámetros físico-químicos de la fruta y el rendimiento del cultivo hacen posible que el riego se pueda ajustar en cada momento, si es necesario, para su adaptación a los estándares de calidad de exportación. Como paso final se creará un modelo para su uso por parte de las comunidades de regantes para que puedan aplicar un riego eficiente para la agricultura sostenible en todos los campos.

En cifras

La utilización de este sistema de riego eficiente está arrojando unos resultados muy positivos, como el incremento en la productividad del agua y en el potencial de fijación de carbono en el agroecosistema, así como la disminución de los costos de energía del riego presurizado.

De igual forma, se vaticina un ahorro del 30% en comparación con el régimen de riego que se aplica en la actualidad y se espera reducir en un 30% el consumo de energía a la hora de regar una explotación, unos 720 kWh/año. Al reducir el agua de riego se produce, al mismo tiempo, una disminución de la fertilización química, también en un 30%, minimizando la contaminación de las aguas subterráneas por la lixiviación de nitratos aplicados como fertilizante.

En todos los cultivos estudiados la producción no mostró diferencias significativas entre tratamientos. En cambio, el riego aplicado fue un 28, 11, 31, 12, 34 y 25% inferior en el tratamiento en riego deficitario controlado para los cultivos de nectarina, melocotonero, albaricoquero búlida, albaricoquero rojo Carlet, Paraguayo y uva de mesa. Por lo tanto, la eficiencia en el uso del agua se incrementó sensiblemente en el tratamiento deficitario.