«No compréis productos de Cataluña». «Atentos al número por el que empieza el código de barras». Mensajes de este tipo circulan por redes sociales y servicios de mensajería instantánea desde hace años, cuando una parte de la población catalana expresó su deseo de independencia. La presencia de esta cadena de mensajes vuelve a repuntar durante estos últimos días, tras lo vivido el uno de octubre.

En Murcia va más allá de unos mensajes en Internet y una pequeña parte de la población se niega a comprar productos en los que la etiqueta marca Cataluña como lugar de procedencia, incluso aquellos en los que la denominación de origen catalana es un punto a favor, como es el caso de algunos embutidos.

Vendedores del Mercado de Verónicas contaron ayer para LA OPINIÓN una situación que esporádicamente sucede desde un tiempo atrás y que, en los últimos meses, y, sobre todo, a partir del pasado uno de octubre, se ha acentuado.

José Antonio, vendedor de la charcutería Paquita en el Mercado de Verónicas, explicó que «hace bastante tiempo que hay un porcentaje minoritario que no quiere ningún producto catalán».

El trabajador aseguró que este hecho «se ha notado un poquito más no solo desde el pasado domingo, sino desde que el desafío catalán lleva en marcha».

«Esto lleva pasando desde hace años pero no como ocurre estos días»,confirmó Yolanda, responsable del puesto de embutidos Casa Ballester, quien añadió que ha podido comprobar cómo «la gente ahora se interesa más por mirar la etiqueta de todo». La charcutera apuntó que en su puesto esto ocurre especialmente con los salchichones, de los que dice que «en Cataluña se hacen muy buenos, como no se hacen en otra parte de España». Yolanda expuso, como ejemplo, algo que le ocurrió recientemente: «Hay quiénes preguntan de dónde es un embutido y de dónde el de otra marca. Si les dices que uno es de Cataluña y otro de La Rioja te piden el de La Rioja, que del otro no quieren saber nada».

Alberto, de la tienda Quesos Madrigal del Mercado, reafirmó la palabra de sus compañeros de profesión y también quiso reflejar la situación con un ejemplo: «El otro día una mujer no quiso un trozo de jamón cocido porque me preguntó su origen y le dije que era catalán. No le gustó la respuesta».

Uno de los trabajadores del puesto carnicero Pepe´s del mismo mercado aseguró que él no se ha encontrado en los últimos días con ningún cliente que se interesara por la procedencia de sus productos, pero tiene la convinción de que «los proveedores catalanes van a salir muy perjudicados como la cosa siga así».