El brote de paperas que se detectó el pasado mes de junio en una empresa teleoperadora del municipio de Murcia sigue avanzando, llegando en las últimas semanas a duplicarse el número de afectados. Si hace unos meses el grupo de trabajadores contagiados se reducía a unas pocas personas, a final de agosto llegó hasta las catorce, ascendiendo actualmente hasta 26 los contagiados, tal y como confirmaron fuentes de la Consejería de Salud de la Región de Murcia, duplicándose en apenas tres semanas.

Ante este incremento, tanto la Dirección General de Salud Pública de la Consejería como los responsables sanitarios del Ayuntamiento de Murcia han decidido mantener el protocolo que se había establecido e incluso acentuar las medidas para evitar nuevos contagios. El responsable de Salud Pública, José Carlos Vicente, explicó ayer a LA OPINIÓN que durante el tiempo que lleva activo el protocolo ya han vacunado al 60 por ciento de las personas cercanas a los trabajadores afectados por las paperas y que cumplen los requisitos para la vacunación. Además, «la empresa ha reforzado las medidas con protocolos para el lavado de manos y la desinfección de zonas comunes», señaló el director de Salud Pública, quien recordó que «estos brotes son relativamente habituales y, en la mayoría de los casos, se suelen controlar con bastante facilidad si se continúa el protocolo establecido».

En este caso, de las 26 personas afectadas por el brote de paperas sólo una ha precisado de ingreso hospitalario, aunque ya ha sido dada de alta, y el resto han superado la enfermedad en su propio domicilio.

Las paperas son muy dolorosas y contagiosas, aunque es más habitual que aparezcan durante la infancia. Su principal característica es la inflamación de las glándulas salivales y se contagia por la saliva que se expulsa al hablar, el toser o al extornudar. Ésto último es lo que ha hecho saltar las alarmas entre los trabajadores de la empresa, ya que según ha explicado a esta redacción el familiar de uno de los afectados, «hay mucha inquietud, ya que trabajan con teléfono y 'pinganillo' y ahí queda impregnada la saliva de las diferentes personas que lo usan en cada turno de trabajo», una empresa que cuenta con unos 800 empleados.