Margarida Oliveira es una de las mayores expertas mundiales en las investigaciones sobre el estrés ambiental que sufren los cultivos (sobre todo el arroz) y sobre qué herramientas y estrategias se pueden utilizar para combatirlo. Estuvo hace unos días en el Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Alimentarios (IMIDA) donde expuso sus trabajos.

Murcia está sufriendo el estrés hídrico en sus cultivos, especialmente en los árboles frutales y almendros, así como en los viñedos, por culpa de la sequía, que ya ha cumplido su tercer año. ¿Qué daño irreversible pueden sufrir estas plantaciones?

La mayor parte de los daños irreversibles vienen después de años de prácticas no sostenibles y de falta de riego. De todos modos, los daños irreversibles pueden convertirse en reversibles dependiendo de cuánto esfuerzo se invierta para revertir la situación. Por ejemplo, si se riega regularmente un cultivo (digamos almendros, por ejemplo), las plantas jóvenes no desarrollarán un sistema radicular fuerte y profundo porque tienen agua disponible cerca de la superficie. Si dejas de regar estas plantas, muy probablemente sufrirán consecuencias mucho más drásticas que un huerto de almendros que no ha sido regado desde su establecimiento. La dependencia actual de una gran cantidad de agua para la producción vegetal produce una gran presión. Tal vez se debería emprender una búsqueda por cultivos que demanden menos agua. De cualquier manera, cualquier cambio que se introduzca, siempre llevará algún tiempo.

Como no hay suficiente agua 'dulce' para regar se está utilizando cada vez más agua marina desalada e incluso desalobrada de pozo. Los agricultores temen efectos negativos por el alto contenido en sales pueda tener sobre los cultivos.

¿Cuáles serían y cuánto tiempo tardarían en revertirse?

En regiones como Murcia, donde se necesita mucha agua, es muy importante que se encuentren fuentes alternativas de agua de buena calidad (tanto para consumo humano como para riego).

Los problemas de salinidad en la agricultura suelen deberse al uso de agua salada para riego y a algunas prácticas agrícolas. Por ello, se debe tener mucho cuidado y así minimizar la acumulación de sal en los suelos asegurando un buen riego. Cuando hay acumulación de sal, generalmente también hay otros problemas asociados, como acumulación de otros contaminantes. Los primeros síntomas que podemos ver son la reducción del crecimiento en la planta, o incluso la ausencia (aunque sea esporádica) de la germinación de la semilla. En especies perennes, pueden producirse reducciones del crecimiento y la aparición de necrosis, o floración insuficiente y con ella en producción de frutos / semillas. Los síntomas visibles por lo general están directamente relacionados con la concentración de sodio a nivel de raíz, pero los efectos dependen mucho de la especie y la etapa de crecimiento.

¿Tienen ya datos del efecto del cambio climático en las plantas?

El cambio climático tiene múltiples caras, en ocasiones incluso puede traer beneficios, pero en la mayoría de los casos producirá daños en los cultivos. El mayor problema es la velocidad a la que los cambios están apareciendo. Por el momento el aumento de la temperatura todavía no es altamente reseñable, pero si continúa tendrá un fuerte impacto en la producción de muchas especies frutales. Este impacto puede derivarse directamente del hecho de que muchas especies necesitan un número mínimo de horas de frío para florecer. Si este mínimo no se alcanza, no habrá floración y no se producirán frutos. Otro problema es, por ejemplo, los daños producidos por la lluvia o por cambios en temperaturas en ciertas épocas que no corresponde (por ejemplo: en el momento de la polinización o en el cuajado...), lo que puede afectar el ciclo normal de la planta y comprometer su desarrollo y producción.

¿Hablar de posibles mutaciones para sobrellevarlo es una barbaridad?

De estas situaciones pueden surgir mutaciones naturales (o inducidas) lo que dará a las plantas mejores condiciones para hacer frente al medio ambiente. Además, las áreas de cultivo pueden cambiar para introducir nuevos cultivos mejor adaptados a las nuevas condiciones ambientales. Sin embargo, en las regiones que han invertido mucho en ciertos cultivos, el desarrollo de variedades mejor adaptadas puede ser la mejor alternativa para mantener la producción y la estabilidad económica.

¿Está el futuro agrícola en manos de quienes sean capaces de hallar variedades resistentes? ¿Cuánto puede llevar lograrlas? ¿Estamos a tiempo?

Es difícil que los mejoradores que obtuvieron cierta variedad conserven los derechos sobre la misma. Lo más probable es que la propiedad termine en manos de grandes compañías, sobre todo en cultivos muy extendidos. Cuanta más regulación impongamos, más favoreceremos que sólo las grandes empresas sean las únicas capaces de lidiar con ella. La obtención de una variedad resistente depende mucho de la especie y de los materiales y conocimientos disponibles. Para obtener una variedad de arroz utilizando métodos convencionales, necesitamos al menos 12 años. Sin embargo, algunos rasgos que podemos querer mejorar, como la tolerancia a la sal (o sequía), dependen de factores multigénicos, que pueden funcionar de manera diferente en diferentes variedades de arroz. Incluso los nuevos enfoques de reproducción (edición del genoma) probablemente llevarán mucho tiempo, teniendo en cuenta todo el trabajo molecular que se tiene que realizar y todas los filtros que tienen que confirmar el nuevo carácter se encuentra efectivamente en la planta mejorada.

En el caso del arroz, ¿hacia dónde debe ir el futuro?

A día de hoy, el arroz sigue siendo el cereal más consumido por los seres humanos y no creo que sea sustituido por otros cultivos a corto plazo. Los objetivos de mejora en arroz en todo el mundo van enfocados en aumentar la productividad, la resistencia a plagas y enfermedades y aumentar la tolerancia a factores de estrés abiótico (como salinidad, inundaciones, sequía ...). Sin embargo, los proyectos dirigidos a la calidad del grano (biofortificación, acumulación de pro-vitamina A, hierro o zinc en su parte comestible) son también una prioridad para mejorar la nutrición humana en regiones donde el acceso a alimentos diversificados es limitado o donde la gente no es capaz de complementar la nutrición con otros productos alimenticios. En Europa, el arroz se cultiva principalmente en el área mediterránea y donde tiene una gran tradición. Especialmente algunos platos típicos locales utilizan tipos específicos de arroz que se cultiva en estas áreas. Por lo tanto, la mejora del arroz en los países mediterráneos es imprescindible, no sólo para asegurar la producción local a niveles competitivos (ningún agricultor está interesado en producir un cultivo que no tenga altos rendimientos), sino también para mantener una cultura basada en la tradición.

¿Qué les diría a quienes niegan el cambio climático?

Les diría: "¡Abrid los ojos y mirad alrededor !!". Un cierto nivel de incredulidad es aceptable, pero negar la gran evidencia que vemos todos los días (con temperaturas anormales, patrones de lluvia inesperados, derretimiento acelerado de los glaciares ...) me parece que es demasiado. Realmente creo que cada día se hace más difícil negar el cambio climático, y desafortunadamente, también es más difícil actuar para corregir sus causas y combatir sus efectos.