A muchos padres se les pone el vello de punta solo con ver a sus hijos rascarse la cabeza. Comienza el curso escolar y vuelve el temor a que los pequeños lleguen del colegio con piojos, ya que el centro educativo suele ser el lugar más habitual de contagio debido a las horas que pasan en él y la estrecha relación que mantienen los niños a la hora de jugar.

Los piojos pueden llegar a convertirse en una obsesión para los padres si se tiene en cuenta que la pediculosis o infestación suele afectar a uno de cada cinco escolares. Por ello, el Servicio de Sanidad, dependiente de la Concejalía de Deportes y Salud que dirige Felipe Coello, ha declarado un año más la guerra a los piojos y se pone a disposición de los colegios e institutos del municipio para proporcionarles folletos informativos sobre cómo combatir a estos pequeños insectos, incluso charlas de profesionales para saber cómo actuar si se produce el contagio entre un grupo de menores.

Hay que tener en cuenta que los piojos viven entre 30 y 40 días en el pelo y se reproducen a una gran velocidad, ya que las hembras pueden llegar a poner de 100 a 300 huevos (conocidos como liendres). Estos huevos son de color blanco y se adhieren fuertemente a la base del cabello y normalmente hacen falta entre siete y diez días para que se incube el huevo y se desarrolle la larva.

El Servicio Municipal de Sanidad recuerda que la parasitación por piojos es una situación que aparece con cierta frecuencia en los niños y, aunque su higiene sea impecable, cualquiera corre el riesgo de tenerlos. Además, recuerda que en el medio escolar, debido a la facilidad con la que el piojo se transmite de un niño a otro, hay que tratar el problema para que no se haga extensivo al resto.

Al ser el picor de cabeza el principal signo de alarma se recomienda hacer revisiones manuales del pelo, mechón a mechón, y en caso de riesgo aplicar un protector o repelente que tenga un olor agradable y así no provoque rechazo en el niño.

Eduardo González, jefe del Servicio de Sanidad del Ayuntamiento de Murcia, explica a LA OPINIÓN que con el inicio del curso ya ponen a disposición de los centros educativos el material que tienen para prevenir y tratar este tipo de situaciones. Los folletos, en los que se explica cómo frenar el contagio y las formas de evitarlos se han editado en castellano y árabe, aunque están trabajando para ampliarlos a otros idiomas debido a la diversidad de nacionalidades que hay en las aulas. Unos folletos de los que durante el curso 2015-2016 se repartieron más de 3.000 unidades.

En este caso también recuerda que la labor de los padres es fundamental, ya que es en casa donde se deben realizar los controles rutinarios, aunque los profesores estén atentos por si detectan algún caso o un contagio más amplio. Si hay varios casos en una misma aula los colegios piden ayuda al Servicio de Sanidad del Ayuntamiento y es este el que lo comunica a los técnicos para que se pongan en contacto con el centro para indicarle cómo actuar y, si la situación es extrema, se realiza una inspección sanitaria. Además, el Centro de Información de la Pediculosis defiende que no hay que discriminar a los niños con piojos y aconsejan que se comunique al colegio la infestación lo antes posible, una medida que adoptarían ocho de cada diez padres para evitar el contagio. Los especialistas recomiendan que al detectar el picor hay que hacer un examen exhaustivo del cabello con una lendrera (un pequeño peine de púas metálicas muy unidas) para poder arrastrar las liendres y aplicar un tratamiento pediculicida.