Un estudio internacional, dirigido por investigadores del Grupo de Enzimología y Biorremediación de Suelos y Aguas del Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS-CSIC) en Murcia, ha logrado determinar cómo se puede ayudar a la flora microbiana que habita en los suelos para que proteja a los bosques frente a los efectos del cambio climático. La clave reside en elegir las técnicas forestales que hacen más resistentes a los microorganismos del terreno en zonas del Sureste español castigadas por la sequía.

Se trata de los resultados de un proyecto del Plan Estatal de I+D que ha sido publicado en Global Change Biology. Además del CEBAS-CSIC, en el proyecto también han participado expertos de instituciones nacionales (Universidad de Castilla-La Mancha) y de centros de investigación internacionales (UFZ-Helmholtz Centre for Environmental Research de Leipzig, en Alemania, y el Laboratorio de Microbiología Ambiental de Praga).

«En este estudio hemos evaluado el impacto que la sequía, tal y como predicen los modelos climáticos para las próximas décadas, tendrá en la comunidad de microorganismos de un suelo. Además, hemos observado que la forma en la que 'se maneja' el bosque puede ser fundamental para hacer que esos microorganismos sean más resistentes ante la falta de agua», precisa Bastida, investigador principal del proyecto.

Técnica del 'clareo'

Valiéndose de técnicas de última generación a nivel molecular, los investigadores del CEBAS-CSIC caracterizaron la diversidad microbiana de la superficie terrestre en un bosque semiárido situado en el Sureste español; en concreto, en una zona de Yeste que había sufrido un incendio. Investigadores de la Universidad de Castilla-La Mancha aplicaron la técnica del 'clareo' -consistente en reducir el número de árboles tras un incendio para maximizar la supervivencia de los restantes- para simular la sequía prevista para las próximas décadas según los modelos climáticos.

Las conclusiones indican que el 'clareo' permite que el suelo se vuelva más resistente a la escasez de agua y las inclemencias del cambio climático a través de cambios en la flora microbiana.