Están cabreados y se sienten impotentes. Y quieren darle salida a todos esos sentimientos en distintas acciones con las que expresar, «con una presencia permanente» en la calle, la «desesperada situación» que se vive en el campo de la Región de Murcia, sur de Alicante y norte de Almería.

No por mucho repetirlo es menos cierto, comentó el presidente del Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura (Scrats), Lucas Jiménez, quien ayer presidió una junta general extraordinaria de este organismo.

«No descartamos movilizaciones, pero no queremos que se quede sólo en un acto de un día, por lo que vamos a reclamar el apoyo de los gobiernos de las tres comunidades autónomas afectadas, de los sindicatos, de los empresarios, y en definitiva, de la sociedad en general», apuntó.

Desde el Sindicato se lanza una llamada a los gobiernos para que defiendan «juntos y si es posible más allá de los mensajes políticos de cualquier signo» al Sureste, «porque deben tener claro que aquí nos la jugamos todos».

Jiménez destacó que en la reunión de ayer los representantes de las comunidades de regantes expusieron «la situación desesperada de muchas de ellas, que ya no tienen agua que repartir».

En el Campo de Cartagena, por ejemplo, que es la comunidad más grande, con más de 32.000 hectáreas y casi 10.000 comuneros, sólo tienen 1,2 metros cúbicos por segundo para regar. Necesitarían en torno a los 7-8 m3/segundo. «Una auténtica miseria».

«Lo que es peor es que no se vislumbra ninguna salida; y no nos pueden acusar de que estamos plantando porque de eso vivimos y para eso nos hicieron una infraestructura, la del Trasvase, por la cual hemos invertido mucho», puntualizó.

Pese a todo, declinó pensar que había «conspiraciones» en el Ministerio contra ellos: «Simplemente no saben qué solución darnos a este grave problema». Lo que les queda, dijo el presidente del Scrats, «es propio del Paleolítico... Asomarnos desde la cueva y mirar al cielo esperando que llueva».

Tarifas

Los regantes del Trasvase tienen también que lidiar con la reciente decisión del Consejo de Ministros, que este verano modificó la tarifa y que les va a costar 12 millones de euros al año, fijos, reciban o no agua de la cabecera del Tajo.

«Ya hemos recurrido este acuerdo y seguiremos denunciándolo en todos los estamentos que nos permita la Legislación; esta decisión sólo se entiende desde un afán recaudatorio y nos duele». Es la gota que colma el vaso.

También en este punto los regantes lamentan que hasta el momento hayan estado solos. «Los ciudadanos no se dan cuenta que esta tarifa también se aplica para el agua de abastecimiento, para beber; es sorprendente que todo el mundo esté callado», concluyó Lucas Jiménez.